¡Suscríbase a nuestra newsletter y manténgase al día con las últimas noticias!

Suscribirse Ya soy suscriptor

Está usted usando un software que bloquea nuestros anuncios.

Ya que publicamos noticias gratuitamente, dependemos de los ingresos de nuestros banners. Por favor, le rogamos que desactive su bloqueador de anuncios y recargue la página para poder seguir visitando esta web.
¡Gracias!

Haga clic aquí para leer la guía de cómo desactivar su bloqueador de anuncios.

Sign up for our daily Newsletter and stay up to date with all the latest news!

Suscripción I am already a subscriber

Cáscara de tomate convertida en plástico biodegradable



El proyecto desarrollado en el Centro Superior de Investigaciones Científicas de España y la Universidad de Málaga apunta a explotar las propiedades viscoelásticas, de impermeabilidad al agua y de protección frente a otros líquidos, así como a la incidencia de parásitos, que tiene naturalmente la parte exterior de los tomates. Un descubrimiento que también podría extenderse a otras verduras en principio, como por ejemplo los ajíes morrones. Sin embargo, los científicos han priorizado a los tomates, particularmente porque la industria suele dejar de lado la cáscara, que no tiene otro uso, después de pelar los tomates para conserva.

Así lo explica el diario La Vanguardia de España, que refiere al trabajo del catedrático de Bioquímica Antonio Heredia y al científico José Jesús Benítez, coautores de la investigación quienes han trabajado con cutinas vegetales de distinta índole hasta llegar a este descubrimiento que han patentado.

Mínimo impacto ambiental y biodegradabilidad
Las características más notables del desarrollo desde el punto de vista ambiental son el mínimo impacto que este uso genera, además de que los plásticos producidos son biodegradables en el corto plazo.

Mediante un proceso de despolimerización in vitro, el polímero original del tomate se degrada en sus monómeros y se polimeriza nuevamente mediante reacciones químicas para obtener un “plástico” que mantiene las propiedades iniciales de la cáscara de la verdura, pero que se ajusta a condiciones de tamaño o de espesor que sean de interés para los usuarios. A nivel de aplicación industrial, los ensayos apuntan fundamentalmente a recubrir las latas de aluminio que contienen bebidas, mediante nanocapas imperceptibles en algunos casos. Actualmente se emplean derivados del petróleo para impedir que las bebidas entren en contacto con el aluminio de los envases: algunos de esos componentes están prohibidos para ser usados en productos destinados a los niños, lo que se solucionaría con la nueva alternativa, afirma La Vanguardia.



Fuente: La Red 21
Fecha de publicación: