La extenuante situación que está atravesando Grecia en estos momentos, marcada por el cierre temporal de todos los bancos, antes del referéndum que se celebrará el domingo 5 de julio, ha supuesto dificultades para los importadores del país, muchos de los cuales se están viendo obligados a pagar en efectivo. Según Evangelos Nenopoulos, de Fructa Union, esto significa que "no podemos importar muchas cosas; todas las compañías en Grecia tienen algunas existencias, pero si los bancos permanecen cerrados, nos enfrentamos a un gran problema".
En cualquier caso, Nenopoulos asegura que debería haber existencias suficientes para al menos dos o tres semanas, "y con el verano ya aquí, tendremos mucho producto nacional. Las importaciones no son elevadas en este periodo, pero después surgen problemas" e, incluso ahora, "algunos ya temen vender a las compañías griegas porque les preocupa su dinero". En cuanto a las exportaciones, explica: "Las firmas con cuentas corrientes en otros países de la Unión Europea no tendrán problemas, pero quienes solo tengan cuentas griegas es muy probable que tengan problemas para pagar".
Aunque lleguen, "en destino tendrán que encontrar mercancía de vuelta, y ahí se encontrarán en un callejón sin salida, porque se da por sentado que las compañías importadoras pueden transferir dinero para hacer pedidos, y eso no es posible ahora mismo. Además, no se puede comprar mucho con solo 60 euros de un cajero automático".
Añade que, probablemente, todo esto se resuelva tras el referéndum, pero en estos momentos tan solo son especulaciones. "Personalmente, no veo que esta fea situación vaya a terminar bien. Por ahora, no hemos visto ningún efecto ni consecuencias comerciales drásticas a raíz de estos juegos políticos, y si Grecia acaba quebrando, solo será beneficioso para los consumidores de productos griegos, porque los costes locales caerán y nos convertiremos —en teoría, el menos— en un país abastecedor muy competitivo y barato en detrimento de los ingresos locales. No olvidemos que para exportar nuestros productos necesitamos que nuestros camiones vuelvan cargados y eso ya no está ocurriendo".
Christina también tiene dudas de que Grecia pueda ser más competitiva si regresa al dracma. "Con el euro pagamos una tasa de interés del 7%, pero con el dracma es probable que fuera cercana al 35%, entonces, ¿cómo íbamos a competir con Italia o Nueva Zelanda? Esa es la cuestión, desde mi punto de vista personal".
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