Los datos macro externos de estos últimos días profundizan los problemas de la fruticultura regional.
A la fuerte desaceleración de las economías asiáticas, reflejada en la importante caída de la bolsa en Shanghái, se le suma la guerra de monedas entre los principales países que complica el escenario comercial para este tipo de productos.
¿Cómo afecta al Valle la crisis económica asiática? Sencillo, con el potencial desvío de comercio. Muchos de los proveedores de fruta del hemisferio sur (Chile, Nueva Zelanda, Sudáfrica y Australia, entre otros) hoy abastecen el mercado asiático con importante volúmenes de peras y manzanas. Una menor demanda de Asia, producto de un freno en su economía, determinará que los países productores del sur reorienten su oferta exportable hacia destinos donde la fruta argentina hoy todavía tiene posibilidades de colocarse.
Chile, por ejemplo, podría canalizar estos futuros excedentes que se generarían en Asia en los mercados de Europa, Rusia o Brasil; tres destinos clave para el Valle de Río Negro y Neuquén.
El punto para muchos analistas es saber cuál es el piso de la crisis asiática, en especial de la economía china. Si los problemas continúan y los ajustes sobre la demanda del gigante asiático se profundizan en los próximos meses, la oferta externa del Valle para la próxima temporada estará comprometida, ya que gran parte de ella se verá desplazada por sus competidores del hemisferio sur, teniendo en cuenta que su producción tiene claras ventajas competitivas respecto de la pera y manzana local.
El otro punto clave que deberá enfrentar el Valle en los próximos meses es la guerra de monedas que dio inicios en el mundo tiempo atrás.
En estas últimas semanas la divisa rusa volvió a acelerar su devaluación para perforar el techo de los 71 rublos por dólar, tocando un nuevo récord histórico. En los últimos doce meses la moneda se depreció 92% contra una inflación del 18%. Esto quiere decir que una caja de peras del Valle que el año pasado se pagó en Moscú en torno a los 900 rublos, valor equivalente a 24 dólares, neteado hoy este valor por inflación y devaluación estaría pagándose en el orden de 15 dólares por caja. Es decir que la fruticultura del Valle estaría recibiendo alrededor de 9 dólares menos por bulto de pera de mantenerse esta situación en el tiempo durante la próxima temporada.
Algo parecido con las monedas, aunque no con tanta intensidad, se observa en el resto de los mercados de destino y en los países competidores del hemisferio sur.
Mientras que la Argentina devaluó en estos últimos doce meses su moneda alrededor del 10%, Brasil lo hizo a una tasa del 54%, Chile depreció su peso un 20%, Nueva Zelanda un 26% y Sudáfrica un 25% en un año, sólo por dar algunos ejemplos.
Pero a este concepto (evolución de la depreciación de la moneda en cada país) hay que asimilarle la inflación: mientras que en la Argentina el IPC se ubica hoy en torno al 26% interanual, en los países mencionados párrafo arriba este va del 2% al 8% interanual.
Toda esta estadística termina por demostrar la pérdida de competitividad que tendrá la fruticultura del Valle para la temporada que se avecina producto de la guerra de divisas, a lo que hay que sumarle los problemas comerciales que se generarán con la retracción de la demanda de frutas en el continente asiático, clave para muchos proveedores.
Fuente: rionegro.com.ar