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Temporada 2015-2016

Chile: El efecto del cambio climático en la producción de frutos secos y deshidratados

La industria frutícola, muy ligada a la condición climática, estaba viviendo una situación delicada hasta antes de las lluvias registradas este fin de semana. Hasta julio los registros indicaban un déficit en las precipitaciones en torno al 70% en la zona más afectada (Valparaíso y O’Higgins). Sin embargo, tal como lo señaló el Ministro Carlos Furche, las precipitaciones de los últimos días permitieron recargar las napas subterráneas y las estructuras de acumulación de agua. Adicionalmente, la cantidad de nieve acumulada en algunas regiones fue el doble o triple del agua caída, por lo que es esperable que durante la primavera cuando comiencen los deshielos, el porcentaje respecto de la capacidad de los embalses mejore significativamente.
 
Las últimas precipitaciones en la zona central han ayudado bastante a disminuir la escasez hídrica, aunque la situación sigue siendo deficitaria principalmente entre las regiones de Coquimbo y O’Higgins. En esta zona, el déficit luego del último sistema frontal se redujo a un 20% respecto a un año normal. No obstante, todavía existen zonas donde la disponibilidad de agua es limitada, lo que de todas formas podría afectar la producción de nueces que se cultivan en estas regiones donde la superficie alcanza más de 38.000 hectáreas. “El déficit hídrico se ha mantenido por años y hay creciente preocupación e incertidumbre en el sector. Pareciera que la situación se mantendrá en la zona central, lo cual puede impactar la producción de nogales en los próximos meses”, explica Andrés Rodríguez, presidente ejecutivo de Chilean Walnut Commission.
 
“La prolongación del déficit hídrico los últimos años ha generado preocupación e incertidumbre en el sector, lo que ha motivado incluso inversiones para afrontar de mejor manera esta situación. Por esta razón las lluvias ocurridas durante julio y agosto nos permiten tener una visión más alentadora para la temporada que se avecina, sin mayores problemas en la producción y la calidad de la fruta”, explica Rodríguez.
 
Las actuales proyecciones climáticas indican que las temperaturas mínimas estarán sobre lo normal en los próximos meses, lo que reduce el riesgo de heladas, pero no se descarta que estas puedan ocurrir. En el caso de las temperaturas máximas se espera que estas sean más altas de lo normal, lo que podría ocasionar problemas en la floración, junto con una aparición más temprana de plagas y una aceleración de los procesos fenológicos.
 
Tal como se mencionaba anteriormente, uno de los efectos esperados es un adelanto en las fechas de aparición de plagas debido al aumento de las temperaturas que se pronostica para los próximos meses, lo que obliga a realizar monitoreo de plagas en los huertos y ajustes a los programas fitosanitarios para mantener protegidos a los cultivos. Una situación similar ocurre con las enfermedades, las que podrían incrementarse debido al retraso de las precipitaciones, coincidiendo con períodos fenológicos sensibles como es la floración.
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