Imputado el presidente de la Asociación Provincial de Productores de la Periquina
El delito que se imputa es el que consta en el artículo 273.4 del Código Penal, que castiga con una pena de 6 meses a 2 años de cárcel y multa de doce a veinticuatro meses a quien, con fines agrarios o comerciales, produzca o reproduzca, acondicione con vistas a la producción o reproducción, ofrezca en venta, venda o comercialice de otra forma o posea con tales fines, material vegetal de reproducción o multiplicación de una variedad vegetal protegida conforme a la legislación sobre protección de obtenciones vegetales.
De hecho, el simple hecho de poseer una plantación no regularizada, con pleno conocimiento de que se trata de una variedad vegetal protegida, ya implica la existencia de los indicios criminales a los que se refiere el mencionado artículo del Código Penal.
José Manuel Casino Adsuara difundió a través de los medios en diciembre de 2014 su voluntad de oponerse a los derechos del obtentor, siendo conocedores de que la variedad coloquialmente llamada Periquina es en realidad la variedad vegetal protegida Sando, cuyos derechos de obtención pertenecen a Alcanar Verd.
“La reproducción de la especie protegida se realiza principalmente por esquejes y por el procedimiento ulterior de injertos en otros árboles o plantones”, explica Miquel Matamoros, gerente de Alcanar Verd.
“Cuando estamos ante una variedad vegetal protegida, no puede permitirse que el propio agricultor que no dispone de una plantación regularizada injerte árboles propios con la nueva variedad, aunque lo hiciese para sustituir otros árboles muertos de la misma plantación”, indica Matamoros.
Lo que se pretende, por tanto, es evitar el riesgo de una multiplicación incontrolada, lo cual vulneraría los derechos del obtentor, sin perjuicio de las acciones civiles que pueden dirigirse contra los agricultores que no hayan regularizado su situación.
“Estamos ante actos realizados en pleno conocimiento de que la variedad Sando es una obtención vegetal protegida y registrada debidamente en la Oficina Comunitaria de Variedades Vegetales”, afirma.
“Podemos decir que estamos en un momento de fricción entre una forma obsoleta de explotación agraria incontrolada, masificada y que conlleva la caída progresiva del precio de los cítricos ante una oferta desmesurada y una forma nueva de agricultura, basándose en los cánones marcados por la UE, en que se controla la producción y se mejora la calidad, desde el control en campo hasta el etiquetado y estudio de los mercados de recepción europeos”, concluye Miquel Matamoros.