Cada día que pasa y que las obras del corredor mediterráneo —el AVE con Murcia— siguen paradas, es un día de ventaja competitiva para las empresas del resto del Levante peninsular español. Un día más en el que al resto de territorios les cuesta menos exportar y les renta más atraer turistas. Lo hacen basándose en las expectativas de mejora que supondría contar con esta nueva infraestructura, una vía rápida y fiable que permitiría incrementar el potencial turístico y, sobre todo, abrir una alternativa para enviar los productos autóctonos, industriales o agroalimentarios, al exterior.
Los estudios económicos corroboran esta realidad: Almería y sus empresas ganarían posiciones, potencial, capacidad para combatir en el mercado global. Y más aún, ahorrarían en costes logísticos, uno de los principales problemas de competitividad en una zona ultraperiférica de España y de Europa. Un informe de la Consejería de Agricultura de la Región de Murcia asevera que los exportadores del sureste (Almería, Murcia y Alicante) se ahorrarían siete céntimos por kilogramo de mercancía de poder utilizar el corredor mediterráneo en sus envíos al extranjero, además de mejorar los tiempos de viaje, la cadena de frío de los alimentos, una reducción de la contaminación asociada a la logística, un menor consumo energético y, de forma derivada, una mejora de la seguridad vial asociada a la reducción del número de camiones a lo largo de la Autovía del Mediterráneo.
Según las proyecciones del estudio de la Consejería agrícola murciana, se necesitarían entre 7 y 16 trenes diarios solo para exportar la producción de 5,6 millones de toneladas anuales que producen las provincias de Almería, Murcia y Alicante en industria agroalimentaria. Eso supondría cerca de 5.000 trenes al año frente a la situación actual, en la que la exportación agroalimentaria española apenas utiliza el tren en un 0,07% de los envíos al exterior (frente a más de un 90% de participación del transporte por carretera).
El informe murciano calcula que se tardarían entre 4 y 6 horas en conformar los trenes para enviar al extranjero mediante plataformas logísticas como la que se planifican en Níjar (el puerto-seco, de iniciativa autonómica) o la que promueven diversos empresarios del Levante y del Almanzora en Pulpí. Y de allí, el viaje variaría entre las 16 y las 28 horas en función del centro europeo de destino. En total, entre la carga y la distribución hasta el supermercado, se hablaría de alrededor de 48 horas desde que partieran desde el origen de la producción hasta que estuvieran en venta en un centro de distribución detallista.
Hoy po hoy, el principal problema que encuentra la producción almeriense para exportar es la ausencia de alternativas directas. No hay ferrocarril con el Levante (las obras están paradas desde hace casi cuatro años). Y a través de Madrid la ausencia de catenaria en largos tramos dificulta el transporte en frío. Además, claro está, de la ausencia de centros logísticos como el planificado en Níjar. El más cercano está en Murcia, en Nonduermas. Y aún así sufren la falta de capacidad del corredor mediterráneo, que está en obras para dotarse de vías exclusivas para la circulación de mercancías con trenes de ancho internacional que permitan el transporte directo con Europa, un auténtico freno.
Para el año que viene está previsto que el corredor mediterráneo se disponga entre Murcia y Castellón, y entre Barcelona y la frontera. Para completarlo habría que prolongar la red hasta Almería, Granada y Algeciras y conectar Castellón con la red catalana.
Fuente: Ideal Almería