"La causa es la competencia con los otros países de la UE, especialmente España y Grecia, cuyas uvas sin semillas son más baratas y nos obligan a reducir nuestros precios. Además, ahora tenemos que preocuparnos también de Turquía. Tenemos más existencias de las que esperábamos en todas las variedades. En estos momentos, tenemos que cosechar las uvas sin semillas inmediatamente para que no se echen a perder, pero nos vemos obligados a refrigerarlas, lo que aumenta nuestros costes".
Suglia señala que la ampliación del veto ruso les afecta de forma directa e indirecta, ya que satura el mercado europeo. Además, en los últimos años, la inestabilidad política en el norte de África ha limitado las ventas.
Por eso, se están teniendo en cuenta destinos nuevos, y Canadá parece ser una opción viable. "Todavía tenemos muchos trámites burocráticos por delante, ya que no basta con tener un buen producto".
En cuanto a la región de Grottaglie, Michele Sodano (fotografía inferior), de Ortofrutta Mele, afirma que la producción, la calidad y los precios de la variedad Victoria concuerdan con los de las temporadas anteriores.
"La coloración se ha retrasado, pero la cosecha ha empezado a mejorar a partir de mediados de agosto. Los precios son 0,50 € más altos que en las otras regiones de Apulia".
"Al final, lo que importa es el sabor, y los consumidores lo saben. Los productos de Grottaglie son un referente para todos los comerciantes".
Según ansa.it, el mayor problema de los productores de uvas de mesa de Metaponto son los bajos precios del mercado italiano. Además, tienen que competir con las uvas españolas y griegas, más baratas y de menor calidad. La Confederación Italiana de Agricultores de Metaponto comunica que la región de Basilicata, que produce casi 18.000 toneladas de uvas de mesa al año (un 1,4% de la producción nacional total) se disputa con Marcas el tercer puesto como mayor productor de Italia, después de Apulia y Sicilia.