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Nueva Zelanda: Harina a partir de restos de manzanas

Unos biólogos de la Universidad de Auckland, Nueva Zelanda, han elaborado una harina rica en nutrientes a partir de la fermentación de varias toneladas de pulpa de fruta que normalmente se desecha, y ahora buscan inversores para poder comercializar productos hechos con esta tecnología.

Los científicos han fundado una empresa derivada, Green Spot Technologies, para poseer los derechos de propiedad intelectual del proceso de fermentación y de su primer producto, la harina de manzana Ample.

Ninna Granucci, estudiante de doctorado, lleva dos años investigando bajo la supervisión del profesor adjunto Silas Villas-Boas. Cada uno tiene la mitad de acciones de la empresa, y actualmente buscan a alguien que invierta 600.000 $ para financiar una planta piloto en la que seguir haciendo pruebas.

Los experimentos de fermentación que han llevado a cabo en el laboratorio hasta ahora han utilizado el hollejo (los residuos de la pulpa) de diversas frutas, como manzanas, naranjas, kiwis, aceitunas, zanahorias y uvas.

Normalmente, estos residuos del proceso de elaboración de zumos terminan en un vertedero o se venden como alimento barato para animales. Se calcula que Nueva Zelanda produce entre 22 y 25 toneladas de hollejo de manzana al año y entre 35 y 45 toneladas de hollejo de uva.

Según Villas-Boas, los alimentos fermentados serán una de las grandes tendencias alimentarias globales en el futuro, al igual que las harinas alternativas.

Villas-Boas afirma que el proceso no genera ningún residuo, ya que consume todo el hollejo. Su primer producto es una harina elaborada a partir de residuos de manzana, que posee muchas de las cualidades que quieren los consumidores que buscan una alternativa a la harina de trigo: no contiene gluten ni productos lácteos, no está modificada genéticamente y es apta para vegetarianos; además, contiene muchas proteínas, pocas calorías, poca grasa y es una fuente natural de vitaminas, minerales y antioxidantes.

Cuando hayan construido su nueva fábrica, los investigadores tienen pensadas otras pruebas de productos, como barritas de aperitivo y complementos elaborados a partir de fibras, aunque se centrarán en la harina Ample y en las opiniones que reciban de ella por parte de los consumidores.

Hasta ahora, las pruebas sugieren que la harina se puede producir a precios competitivos, incluso si se procesan solamente 100 kilogramos, y el primer producto podría llegar al mercado en 2018, concluye Villas-Boas.

Más información: www.nbr.co.nz


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