En 2007/08, Italia fue el segundo mayor productor del Mediterráneo (3,5 millones de toneladas) por detrás de España (5,3 millones de toneladas). Ocho años después, en 2014/15, ocupó la cuarta posición con 2,3 millones de toneladas (-35% en 7 años), mientras que España creció un 20% hasta alcanzar 6,5 millones de toneladas.
España sube, Italia baja
"En los últimos 10 años, el sector citrícola español ha crecido mucho y ha reforzado mucho su liderazgo entre los productores mediterráneos. Al mismo tiempo, Italia ha reducido sus exportaciones y ha incrementado sus importaciones, principalmente de España".
"Dado que las compañías españolas son bastante grandes, pueden invertir mucho en I+D, cooperando con centros de investigación y adquiriendo los derechos de variedades protegidas. Hay disputas legales de miles de millones de dólares entre los propietarios de los derechos (las variedades se han desarrollado gracias a la investigación internacional) y los operadores, un ejemplo perfecto de la importancia de estas variedades".
Por ejemplo, la Nadorcott es una variedad de origen marroquí que, en los últimos diez años, ha generado una facturación de 195 millones de euros al año. La Orri es una variedad israelí que generará en torno a 31 millones de euros al año, más 2 millones de euros en royalties.
Estimulación del consumo
El director de ventas continuó destacando cómo, en los últimos años, los minoristas, los expertos de marketing y los periodistas especializados se han centrado en poner de moda las frutas y las hortalizas para estimular el consumo. "Las frutas y hortalizas más atractivas, y no los precios bajos, son lo que aumentan el consumo. Bajar los precios con la esperanza de vender más no hace más que poner en peligro los beneficios del operador".
Se necesita una buena estrategia de marketing para que los productos sean más atractivos, empezando por el envase. Los consumidores suelen tener más en cuenta el origen de ciertos productos y buscan reducir los residuos.
"Debemos dejar de copiar a nuestros competidores españoles"
"Nuestro cultivo de clementina tiene que cambiar. Parece que jamás vayamos a alcanzar a nuestros primos españoles, pero tenemos que cambiar y encontrar nuestro lugar en el mercado internacional. Para ello, las compañías deben invertir en I+D para crear productos de alta calidad con un calendario de maduración más largo. Sin embargo, en primer lugar, debemos dejar de copiar a nuestros competidores españoles".
Según Eleuteri, de hecho, los españoles son muy buenos: están avanzados profesionalmente, estables financieramente y su producción es eficiente. Además, tienen mucha tierra que se puede dedicar al cultivo de cítricos, además de unas políticas de marketing enérgicas.
"¿Por qué iban a querer los compradores reemplazarlos por nosotros? Por eso debemos ser diferentes. Deberíamos centrarnos en la investigación para desarrollar nuevas variedades con un sabor excelente que pueda ampliar el calendario actual y conservar las características distintivas de nuestra producción nacional".
Por último, pero no menos importante, la comunicación
"Podríamos vincular la producción con su tierra de origen y recurrir a chefs famosos como embajadores. Además, debemos trabajar con nuestros clientes minoristas para organizar sesiones de showcooking y degustación, y desarrollar folletos y catálogos".
"También debemos centrarnos en el mundo de internet. Tenemos una página web dinámica y un blog, y también estamos presentes en todas las redes sociales".