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Israel: Desarrollan albaricoqueros resistentes al calor
El agosto más caluroso desde la invención de los termómetros parece sugerir que el cambio climático ya ha llegado. En la Organización de Investigación Agrícola de Israel, más conocida como el Instituto Volcani, los científicos llevan trabajando más de una década en el desarrollo de cultivos que no solo sobrevivan, sino que prosperen, en condiciones más calurosas.
En lo que podría ser un avance muy importante para la agricultura mundial, el doctor Doron Holland y su equipo han identificado un mecanismo genético que controla la sensibilidad del albaricoque a la temperatura. Con esos conocimientos, se espera que se pueda manipular la tolerancia al calor de otros cultivos.
Un mejor albaricoque
El Instituto Volcani no trabaja con ingeniería genética, dado que los cultivos modificados y los alimentos transgénicos, en general, con un polvorín legislativo en Israel. Los científicos desarrollan mejores albaricoques o cualquier otro cultivo a través de una técnica cuyo origen se pierde en la historia: el injerto.
¿En qué injertan los albaricoqueros? En plantas locales altamente tolerantes al calor. Conocer la importante secuencia genética permite que los desarrolladores no tengan que esperar a que crezca la planta y empiece a proliferar para saber si cuenta con las características deseadas o no. Una vez la semilla ha germinado, pueden tomar una muestra de tejido vegetal y determinar si la secuencia deseada está presente.
Melocotonero mutante
Su trabajo ha recibido ayuda de Carolina del Sur, donde el equipo tenía una forma mutante de un melocotonero que evita por completo el periodo de inactividad. Los árboles eran insensibles a la temperatura ambiental, explica Holland. La mutación se había dado en la misma zona en que los israelíes habían mapeado el albaricoquero.
Más tarde, un grupo neozelandés leyó el trabajo israelí y demostró que manipular los genes que estos habían identificado cambiaba los requisitos de río del kiwi; la fruta, no el animal. Sin embargo, los neozelandeses utilizaron ingeniería genética y jugaron con el genoma para amplificar la expresión del gen, añade Holland. "Es como usar un martillo de 5 kilos, provocaron la sobreexpresión del gen, y eso no es bueno. Al parecer, los cambios se deben hacer de una forma mucho más delicada".
Transgénicos o injertados, hoy en día ya disponemos de albaricoqueros, melocotoneros, plantas de kiwis e incluso algunos manzanos resistentes al calor, y Holland opina que no es más que el principio. "Vamos a ver crecer frutas y hortalizas donde antes no crecían", pronostica. Incluso trigo.