Ambos las venden a precios especialmente bajos –entre 0,11 y 0,12 €/kg– por culpa de su abundante producción. "En Europa, todos estamos sufriendo un exceso de oferta este año", declara Claudio Brintazzoli, director de Cesac.
Este año, el rendimiento ha sido asombroso, entre 15 y 18 toneladas por hectárea más que el año pasado. Las cebollas amarillas tempranas y las de otoño han producido una media de 60 toneladas por hectárea, mientras que las cebollas blancas han llegado a alcanzar las 70 toneladas por hectárea.
"Sin embargo, los italianos consumen entre 4 y 5 kilos de cebollas por persona al año y ahora mismo están comprando aún menos por culpa de las altas temperaturas", según Brintazzoli.
Por supuesto, esta situación afecta a los precios, que están por los suelos. Las cebollas amarillas se venden a entre 0,06 y 0,08 €/kg; mientras que las blancas y las rojas cuestan entre 0,12 y 0,15 €/kg, unos precios nada rentables.
El resto de Europa sufre una situación parecida, pero, aunque todos están reduciendo los precios todo lo posible, hay poca demanda. "Algunas cebollas blancas españolas se venden en el sur de Italia, pero eso es todo. Nuestra producción está tan barata que apenas se importa, ya que, cuando todas tienen el mismo precio, los compradores prefieren las cebollas nacionales".
Todo el mundo está esperando a que bajen las temperaturas para que la demanda aumente, pero "también necesitamos encontrar nuevas soluciones de mercado y nuevos clientes. Actualmente, buscamos destinos nuevos en el norte de África, en los países árabes y en las antiguas repúblicas soviéticas", concluye Brintazzoli.
Diversificar los mercados parece ser la solución, dada la situación que está experimentando Países Bajos, totalmente opuesta a la italiana.