Los tomates son los alimentos más demandados en Costa Rica y en muchos otros países, y se consumen en ensaladas, bocadillos y platos vegetales. Sin embargo, al igual que todos los productos agrícolas, están sujetos a las leyes de la oferta y la demanda y a los caprichos de la naturaleza, es decir, las condiciones meteorológicas y las bacterias que pueda haber en el suelo o en el aire, ya que son hortalizas muy delicadas.
La mayoría de tomates que hay en los supermercados costarricenses se cultiva a partir de semillas importadas y es necesario comprar más todos los años. Las plantas y los frutos son susceptibles de sufrir una enfermedad causada por la bacteria Ralstonia solanacearum, que se encuentra en el suelo y en el agua, que acorta el crecimiento de las plantas y que obliga a tener que tirar toneladas de tomates cada año.
La variedad Prodigio se mantiene sana más tiempo y produce el doble que una cosecha normal durante un máximo de un año, por lo que la oferta es más uniforme y resulta más rentable para los productores de Costa Rica, que están entusiasmados ante la idea de aumentar su rendimiento anual sin tener que ampliar su superficie.