"Las ventas son fluidas, aunque los precios son ajustados. Las cadenas de supermercados europeas han empezado antes a hacer sus pedidos y ya hay demanda de los países Bálticos. Las ventas en el mercado tradicional están más complicadas, pese a estar mejor que el año pasado. Las compras de clementinas y mandarinas en campo se han hecho muy pronto este año y se han pagado a una media de alrededor de 6 céntimos más que el año pasado, por lo que cuesta algo más sacar la fruta al mercado", explica el exportador. "Competimos con las mandarinas tardías del hemisferio sur, que son más caras que Iwasaki, Okitsu o Marisol".
La variedad Clemenrubi viene con calibres ajustados este año, según cuenta el exportador, razón por la cual prefiere trabajar con otras variedades, como Marisol. "Si encontramos Clemenrubi de calibre grande nos lo pensaremos".
De acuerdo con José Manuel Pardo, las variedades extratempranas ya no dan la rentabilidad de antaño para los productores y exportadores españoles. "Antiguamente, el mes de septiembre era el mejor del año para nuestra empresa, pero ahora ya no estamos solos. Antes se valoraba mucho la precocidad en el mercado, mientras que ahora cada vez hay menos demanda y muchas empresas se plantean abandonar estas variedades. Por eso alargamos la campaña todo lo que podemos con variedades de media estación como Clemenules, que acabamos de trabajar en marzo el año pasado".
El exportador se especializa en mandarinas y clementinas con hoja, que envía principalmente al Reino Unido, los Países Bajos, Bélgica o Italia. "Las variedades tempranas no las trabajamos en hoja, y solemos esperar a variedades más tardías y con más calibre".
"Siempre tenemos buenas expectativas a principios de campaña, me encanta mi trabajo y no tenemos de momento intención de crecer. Nos mantenemos en alrededor de 23 millones de kilos y trabajamos a gusto así", concluye el exportador.
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