"Hemos tenido muchas complicaciones por las altas temperaturas desde que plantamos el tomate en julio, con una excesiva caída de flores. Por esto y porque los calibres en estos momentos son ajustados, los rendimientos no serán como esperamos. Es complicado disponer de una variedad todo el año", explica Francesc Llonch, gerente de Kopalmería, de Gavà Grup.
De acuerdo con Francesc, "al tratarse de un producto semi tradicional, las ventas bajan mucho, hay mucha producción local en toda Europa, por lo que no ha sido un mes muy bueno. Septiembre sin embargo está siendo un mes muy bueno, están subiendo los precios en Holanda y Bélgica, ya que están al final de su campaña y Marruecos y España no han arrancado, dejando un hueco de producción que agiliza mucho las ventas. No obstante, esto durará poco, al menos dos semanas más, ya que a partir de octubre empezará a haber disponibilidad en España y Marruecos".
Con tal de escalonar su campaña y evitar momentos de sobreproducción, Monterosa sigue una nueva estrategia a partir de este año. "El año pasado plantamos entre el 15 de agosto y el 15 de septiembre, mientras que este año hemos empezado a plantar a principios, mediados y finales de julio y así sucesivamente en agosto, septiembre y octubre, para evitar puntas de producción y obtener una mejor calidad. El año pasado tuvimos picos muy grandes de producción entre enero y febrero que nos dificultaron mucho las ventas y no queremos que esto vuelva a suceder", señala Francesc Llonch.
La campaña pasada contaron con 100 hectáreas de producción y este año serán alrededor de 85 hectáreas, aunque el volumen de producción será similar al del año pasado, unos 11 millones de kilos, ya que, de momento, no se han dado inundaciones como ocurrió en la campaña pasada, donde hubo que lamentar muchas mermas por bortritis.
Esta especialidad de tomate, cruce entre una variedad autóctona catalana y la italiana Costoluto Genovese y que representa el sabor mediterráneo de los tomates que tradicionalmente se cosechan en los cálidos meses de verano lleva ya una trayectoria de cuatro campañas, en los que han entrado con fuerza en mercados como el español, italiano, suizo y francés, polaco, países bálticos y balcánicos. "Aunque lo vamos consiguiendo poco a poco, mercados tradicionales como Francia y Alemania son más complicados de acceder al ser ya maduros y no muy abiertos a conceptos nuevos. El crecimiento en España y Polonia ha sido contundente, con presencia en la mayoría de cadenas de supermercados", manifiesta.
De acuerdo con Francesc, el mercado español será clave en los próximos años, ya que "la exportación de tomate se va reduciendo progresivamente porque son más los países que disponen de producción propia durante más tiempo. Este factor está cambiando la fisionomía de la agricultura rápidamente.
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