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África: Una investigación busca hacer más saludables y productivas las batatas

Una investigación centrada en los cultivos tradicionales que a menudo se ignoran, conocidos como "cultivos huérfanos", muestra que estos contienen minerales y vitaminas esenciales para el organismo y que, principalmente, se consumen en la África rural.

Varias instituciones de investigación agrícola están llevando a cabo investigaciones centradas en cultivos como las batatas y otras hortalizas tradicionales, con el objetivo principal de mejorar la productividad y controlar y reducir las enfermedades.

Ello se debe a que existe la necesidad urgente de sistemas alimentarios adecuados al exponencial crecimiento de la población africana, porque una buena nutrición es la base de una población sana y productiva, lo cual va en beneficio del desarrollo. En palabras de la Organización Mundial de la Alimentación y la Agricultura (FAO), "una buena nutrición comienza con alimentación y agricultura".

África es el segundo continente más poblado por detrás de Asia, con alrededor de 2.100 millones de habitantes. Una de cada tres personas sufre de malnutrición, según el Informe de la Nutrición Mundial 2016. Los costes sociales de la malnutrición han acarreado una pérdida anual de un 11% del producto interior bruto (PIB) en África.

Innovaciones
Ahora, una nueva investigación se centra en formas innovadoras de estimular la producción agrícola para alimentar a la creciente población del continente haciendo énfasis en los cultivos huérfanos que la población pobre de África lleva muchos años utilizando para mitigar la hambruna. Esta investigación agrícola se propone, principalmente, incrementar la productividad, incorporar nutrientes esenciales (también conocido como biofortificación de cultivos) y controlar y reducir las enfermedades.

Esta investigación se ha dirigido en particular a las hortalizas tradicionales, porque algunas tienen un nivel nutritivo muy elevado. La Comisión de Investigación sobre Agua ha identificado tres retos interrelacionados en el África subsahariana, que son la escasez de agua, el crecimiento poblacional y la inseguridad alimentaria y nutricional de micronutrientes esenciales, como la vitamina A.

Esto significa también que la producción agrícola debe crecer en un contexto de problemas como el cambio climático (fenómenos extremos, inundaciones y sequías), agotamiento de la fertilidad del suelo y degradación de las tierras. La mayoría de la población africana vive en zonas con suelos de baja fertilidad y, además, existen problemas con el acceso al capital y a insumos agrícolas y métodos de cultivo utilizados por la mayoría de los africanos, lo cual afecta a la productividad.

Los investigadores también se están centrando el la batata porque es el séptimo cultivo más producido del mundo, por detrás del maíz, el arroz, el trigo, la patata, la mandioca y la cebada, según la FAO. Como tubérculo, es el tercero más importante después de la patata y la mandioca. 

Es un producto básico en Uganda, Ruanda y Burundi. También es un cultivo común entre los agricultores pobres, porque crece en condiciones marginales con insumos agrícolas limitados y necesita poca mano de obra. Y, de nuevo, los esfuerzos y la investigación apuntan a mejorar la productividad de la batata y a convertirlo en un cultivo que tolere mejor las enfermedades.

Las raíces de batata producen más energía comestible por hectárea y día que el trigo, el arroz o la mandioca, y contienen cantidades considerables de carbohidratos, proteínas, fibras, provitamina A, vitamina C, riboflavina, tiamina y niacina. Se ha demostrado en muchos países que la variedad de batata de pulpa naranja, por ejemplo, se puede utilizar para combatir y mitigar el déficit de vitamina A.

Esto explica por qué la biofortificación de las batatas está en progreso en la mayor parte del África subsahariana, como Kenia, Uganda, Tanzania, Ruanda, Etiopía, Zambia, Mozambique, Ghana, Madagascar y Sudáfrica.

Fecha de publicación: