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Argentina pierde posiciones en el mercado mundial

Las uvas argentinas suelen acabar convertidas en pasas

Los viticultores argentinos siguen viendo cómo su posición competitiva en el mercado mundial se desmorona. Son varias las causas, pero tan solo hay una consecuencia: el descenso de las exportaciones de uvas en los últimos años, pues los productores venden sus plantaciones o convierten su cosecha en pasas y zumo de uva. Las estimaciones para el próximo de año muestran un incremento del volumen, pero algunos opinan que el mal tiempo influirá en la calidad.

Está previsto que la cosecha de uva crezca casi un 13%, por lo que el volumen ascenderá a 45.000 toneladas. Un año antes, el volumen se situaba todavía en 450.000 toneladas. La lluvia afecta a la calidad, pero no al volumen. Las cifras han descendido en comparación con el volumen histórico de 100.000 toneladas. El año pasado, la cosecha también fue menor y las estimaciones se ajustaron a la baja. Las causas son la cosecha de noviembre de 2016 y la desfavorable situación económica, por lo que los productores no comercializan las uvas como producto fresco, sino como pasas o zumo. Otros prefieren tirar la toalla. En 2016, la cosecha totalizó 60.000 toneladas, pero la producción fue mucho menor porque se vendieron grandes volúmenes en versión deshidratada. Aquello fue también consecuencia de la difícil posición competitiva del país y de la fuerte posición de otros países productores, así como de las restricciones fitosanitarias de Brasil.



Baja la rentabilidad, escasea el espacio para invertir
En torno al 90 por ciento de la producción de uva se lleva a cabo en la provincia de San Jan. La superficie se mantiene estable en 8.000 hectáreas. La superficie desciende gradualmente debido a la falta de medios económicos para que los productores mantengan sus plantaciones mediante las labores de aclareo, por ejemplo. Cada vez es mayor la superficie dedicada a la producción de pasas. En particular, se utiliza para este fin la variedad Flame Seedless. Otras actividades son la vinicultura y la producción de zumo de uva, con las que los productores tratan de obtener beneficios. Esta transición fue especialmente evidente en 2016, cuando los productores, después de plantar las vides, descubrieron que resultaba más rentable producir pasas o transformar la fruta en vino o zumo. Esta tendencia ha continuado en 2017. Según las estimaciones, la provincia de San Juan tiene 3.000 hectáreas de uvas Flame Seedless, más del 95% de las cuales se transforma en pasas. Ello contrasta fuertemente con su uso histórico como uvas de mesa.

Las variedades más cultivadas son Superior Seedless y Red Globe, en su mayoría destinadas a la exportación. Las variedades Cherry y Moscatel se dirigen al mercado nacional. En la campaña 2017/18, se calcula una exportación de 4.000 toneladas, un descenso con respecto a las 4.400 toneladas de hace un año, consecuencia del empeoramiento de la posición competitiva del país en el mercado mundial. En los últimos años, la exportación ha perdido rentabilidad, por lo que los productores carecen de medios para centrarse en los mercados de exportación.

Posición en el mercado mundial
Para la campaña 2016/17, las estimaciones se han bajado a la baja en un 45%. Al final, la cosecha ha sido inferior a lo esperado. La exportación se mantiene por debajo de la media histórica, ya que los productores están perdiendo competitividad en el mercado internacional. En 2016, la exportación ascendió a 10.900 toneladas. Durante esa temporada, la exportación a mercados tradicionales, la UE y Rusia, decreció un 50% y un 30%, respectivamente.

En estos momentos, la producción de uvas se encuentra bajo presión porque no solo los pequeños productores, sino también las grandes empresas, están dándole la espalda a la producción. La menguante posición competitiva en el mercado mundial es la causa más importante. Las pequeñas y medianas empresas siguen cultivando uvas, pero cada vez es más frecuente la venta del producto no adecuado para la exportación a la industria de la pasa o en el mercado nacional.

En agosto de este año, Argentina y China firmaron un acuerdo para la creación de un protocolo para la exportación de uva. Según el sector, no hay calidad suficiente para suministrar uva al mercado chino, lo que se suma a la complicada situación que se vive en el mercado en cuanto a la posición competitiva del sector. En 2013, Brasil creó una norma que establecía que las uvas debían someterse a un tratamiento de bromuro de metilo. El tratamiento es inusual en Argentina porque afecta a la calidad. La exportación argentina a Brasil se redujo un 35%. Brasil sigue aplicando la norma. Además, los exportadores argentinos han sido testigos del endurecimiento de los requisitos de los mercados de importación, pues Perú, Chile y Sudáfrica también exportan uvas.

Haga clic aquí para leer el informe del USDA
Fecha de publicación: