Los piquetes impiden la circulación de los camiones tanque, por lo cual hoy circularon menos colectivos urbanos en San Pablo, Río de Janeiro y otras capitales.
Tampoco se permite el tránsito de los camiones con alimentos, a raíz de lo cual comenzaron a escasear algunos productos en los supermercados así como en en los centros mayoristas de frutas y verduras: el precio de la bolsa de papas de 20 kilogramos saltó de 70 reales (19 dólares) a 300 (80 dólares) en Río de Janeiro.
La Compañía de Almacenes de San Pablo, el mayor mercado de abasto de América del Sur, informó la falta de verduras, melones, sandías, mamones y frutos de mar.
Las exportaciones, especialmente de granos, cayeron en picada con el impedimento del ingreso de vehículos a los puertos de Santos, en San Pablo, y Paranaguá, en Paraná.
Trece aeropuertos comenzaron a tener problemas por falta de keroseno. El de Brasilia informó que sólo autoriza el aterrizaje de aviones que no necesiten reabastecerse de combustible. Latam y otras compañías aéreas comunicaron a sus clientes de todo el país que no cobrarán multa por el cambio de vuelos ante la posibilidad de que la crisis se profundice en los próximos días.
El desabastecimiento hizo trepar hasta 10 reales (2,9 dólares) el litro de nafta en algunas estaciones de servicio de Brasilia, a pocas cuadras del Palacio del Planalto, donde Temer se reunió con Pedro Parente, el titular de Petrobras, en busca de una respuesta a las demandas de los transportistas.
Parente prometió que, a pesar del paro, mantendrá su política de precios atada a la variación del valor del barril del petróleo en el mercado internacional. Al contrario de lo que ocurría en las gestiones del PT, cuando el valor estaba regulado a pesar de las presiones de las multinacionales.