Es el caso del plátano de isla de Mala, cuyo aroma y sabor es incomparable con cualquier otra variedad y que más allá de las fronteras peruanas es prácticamente desconocido. Saborearlo en fresco es uno de los privilegios de estas tierras.
William Daga, especialista en frutales de Sierra y Selva Exportadora, observa en principio que hay que diferenciar entre plátano y banano, que son distintos; siendo este último el que se exporta.
“La importancia (del plátano de isla) entre los plátanos que se comen en forma directa –la mayoría se comen sancochados o fritos- es que se comen maduros y frescos”, señala.
Y agrega otro dato relevante: Si bien en Perú este fruto se siembra tanto en el norte, como en la selva (Chanchamayo y Satipo) y en Cusco, es el del distrito de Mala en Lima, el que destaca largamente por sus características. “Es especial por las condiciones del clima y el agua superficial de Mala, por la salinidad de los suelos y la semilla de excelente calidad con la que trabajan. Eso lo hace muy bueno para el consumo fresco”.
Además de ello, es fundamental otro factor como la maduración, que en el caso de los cultivos maleños, se le permite a los frutos en el árbol sin problemas, en tanto que los que llegan de la selva (región que produce el mayor volumen) o el norte son madurados artificialmente con etileno, lo que altera su sabor y aroma.
William Daga estima que en el Perú, del total de hectáreas dedicadas a los plátanos, entre un 15 a 20% deben ser de la isla. Y todo va para consumo interno, el cual ha ido incrementándose en los últimos años, lo que ha determinado una correlación en el crecimiento de hectáreas y producción. Además, el plátano de la isla tiene siempre precios superiores al banano, pues es más fino.
Pero, ¿hay posibilidades de exportarlo? El especialista de Sierra y Selva Exportada nos dice que en el 2014 participó de una reunión de productores latinoamericanos de plátanos y bananos, donde se mostraron muy interesados en hacer seguimiento al plátano de la isla peruano, pues no lo conocían. Su intención era identificarlo e investigarlo para poder masificarlo ya que en el mercado internacional no hay nada que se le aproxime en sabor y aroma.
“Nos contactamos con productores maleños para hacer un proyecto y sacar plantas in vitro, porque era un sabor totalmente diferente”, sostiene.