Según el alcalde y productor de cerezas, Salvador Urdiales, la campaña se presenta bastante buena, aunque hay quienes apuntan que este año puede registrarse una producción algo más baja, lo que está todavía por ver.
La superficie dedicada al cultivo del cerezo ronda las 50 hectáreas en este municipio axárquico, uno de los pocos donde existe una producción destacada de cerezas dentro del campo malagueño.
A pesar de la calidad del fruto y el prestigio que ha alcanzado entre los consumidores de la provincia, el cultivo ha perdido superficie al pasar de las 60 hectáreas de hace unos años a las 50 actuales. La razón es que ha habido productores que han arrancado los árboles que tenían cerca de 40 años, y no han replantado sus fincas. Pero no está sucediendo lo mismo con el resto de los agricultores que están apostando por el cerezo, toda vez que la mayoría sí están renovando sus plantaciones con nuevas variedades más tardías y resistentes a plagas y enfermedades.
Alfarnate, conocido también como el Jerte Malagueño, produce una media de unos 60.000 kilos al año de cerezas. La recolección se alarga hasta agosto con las variedades más tardías como la Burlat, que han alargado la producción. El resto de las variedades que se cultivan en la localidad son la Lapins, Celeste -conocida también como Corazón de Cabrito- y Skena, entre otras.
La campaña de la cereza de Alfarnate coincide con la del Valle del Jerte (Cáceres) o Güéjar Sierras (Granada). En El Jerte la cosecha se ha iniciado a mediados de mayo, donde las primeras en entrar en el mercado han sido las tipo Burlat y Lori-dori. No obstante, la campaña en el norte de Extremadura ha comenzado con más de dos semanas de retraso debido sobre todo a las bajas temperaturas que provocaron un retraso en la floración.