Entonces, cuando las temperaturas bajaron a menos tres grados, en el valle se temió por la cosecha. Las cerezas, pequeñas frutas por entonces, se habían quemado en algunos casos, y los manzanos estaban en plena floración. Sin embargo, los daños han sido menores de los esperados y, salvo en algunas fincas puntuales, de la zona baja del valle, en general la cosecha no se ha visto afectada por el hielo.
Así, Gandía calcula que este será "un año normal", tras la catástrofe de 2017, cuando se recolectaron 42.000 kilos de cereza certificada, un 70% de lo que habitualmente se cosecha. Si nada altera los planes, como una tormenta o un granizo mal venidos, los productores podrían llegar a recoger 200.000 kilos de fruta, bajo el paraguas de la Marca de Garantía, aunque la cosecha final sería mayor, ha recordado el presidente.
Cosecha, a la vuelta de la esquina
Ahora, en el Valle de las Caderechas están esperando a que deje de llover. La sequía es mala, pero los excesos de lluvia también, pues abren la fruta. La recolección podría iniciarse, en la zona baja, para mediados de mes, la más temprana. "Y si las lluvias persisten, se abrirán las cerezas", ha lamentado Juan José Gandía. Aun así, los productores son optimistas, también en el caso de los manzanos.