Augusto Corallo, gerente general de Frutícola Libertad, explicó que este año, debido a un problema climático —el granizo dañó las plantaciones y la fruta— no se pudo exportar kakis uruguayos con ese destino, donde se venían colocando volúmenes crecientes. "Tenemos expectativa de duplicar el volumen exportado el año que viene respecto a las 60 toneladas del año pasado", indicó.
Según Corallo, la producción de kakis de Uruguay se coloca principalmente en Holanda, pero la empresa tiene intenciones de llegar con su fruta al Reino Unido, España o Francia. En los países de la Unión Europea el consumo de kakis está muy arraigado en la dieta de los consumidores.
"Estamos creciendo todos los años en toneladas exportadas. Por más que hace siete años que estamos con el kaki, hubo todo un proceso productivo de crecimiento de los árboles y consideramos que todavía estamos aprendiendo", afirmó.
Es por eso que la empresa "recibe permanentemente a asesores de la Unión Europea que apoyan en producción y cosecha; la meta es mejorar la productividad por hectárea y apostar a la calidad", destacó el ejecutivo.
En el mercado europeo el precio del kaki también tiene fluctuaciones dependiendo de la producción y la demanda, pero son menores a las que muestra la manzana u otras frutas más tradicionales. "Es un producto mucho más estable", aclaró Corallo.
Viendo esa expansión del consumo europeo la compañía también apostó a los consumidores que buscan esta fruta exótica en Uruguay. "El mercado va creciendo y de a poco gana espacio en las góndolas. Apostamos a que se considere dentro de la dieta diaria como si fuera una fruta más, pero es diferente a la que hay en el invierno, como pueden ser los cítricos o la manzana", destacó Corallo.
La planta comienza a producir a los cinco años y ahí expresa el máximo de productividad; se adapta muy bien a las condiciones climáticas y productivas de Uruguay. La producción local va de mayo a septiembre.