Las afortunadas son cincuenta familias de Helv, a las afueras de la ciudad de Laibin, que hasta hace dos años se veían obligadas a dejar a los niños pequeños con sus familiares y emigrar de forma ilegal a las grandes ciudades en busca de un empleo.
En 2016, sin embargo, sus posibilidades aumentaron cuando el Gobierno decidió incluir esa aldea en su programa de reducción de la pobreza y subsidiar a empresas agrícolas para que emplearan a aldeanos sin recursos.
Este fue el caso de la señora Liao, de edad avanzada y perteneciente a la etnia zhuang, que mientras trabaja la tierra acuclillada en un invernadero reconoce que "antes tenían que salir de la aldea para poder sobrevivir trabajando de lo que fuera", pero que ahora trabaja "un total de ocho horas al día", en la puerta de su casa y de forma relajada.
Con su labor contribuye a que la compañía, que cuenta con una extensión de terreno de 15,6 hectáreas, genere una producción anual de 500 toneladas de melones, de los que la mitad son exportados a Vietnam y la otra mitad se venden en las provincias cercanas a un precio de 8-9 yuanes (1-1,20 euros) el kilo.
El mismo objetivo de reducir la pobreza de la zona lo comparte otra compañía agrícola, Haisheng, ubicada a unos kilómetros de la anterior y dedicada a la producción de una variedad de mandarinas, pero que a diferencia de la primera cuenta con unas infraestructuras y un modelo de negocio más desarrollado.
Sistemas automatizados de recolecta, GPS para optimizar el espacio disponible, drones del gigante chino Alibaba para hacer mapas de la zona de cultivo y equipos inteligentes para medir las condiciones medioambientales son algunas de las tecnologías que utiliza en su cadena de producción.
Esta automatización solo le deja espacio y recursos para contar con un centenar de campesinos de forma permanente y hacer contrataciones temporales en época de recolecta en función de la producción, explicó su subdirector, Shi Jianfeng, ante la prensa.
Parte de sus frutos se venden en China mientras que otra se destina a la producción de zumo, conservas y vino aromatizado. De esta última selección de productos un 90 % es exportado a socios extranjeros como Pepsi, Danone, Frigo, Tropicana, Granini o Coca-Cola.
Shi destacó que el buen rendimiento del negocio les permitirá recuperar el próximo año su inversión inicial de 40 millones de yuanes (5,20 millones de euros), cantidad que desembolsaron en 2016 cuando arrancó el proyecto en el campo de Guangxi, rodeado de la orografía kárstica característica de la zona.