EEUU y la UE aplicaron sanciones en 2014 contra algunas personas y empresas rusas e incluso contra varios sectores de la economía del país.
Como medida de respuesta, las autoridades rusas restringieron las importaciones de alimentos de los países occidentales. Al mismo tiempo, el Gobierno se encargó de estimular la agricultura nacional con el fin de reemplazar la mercancía importada.
Como consecuencia, la producción de frutas, verduras, quesos, carne y productos lácteos aumentó considerablemente durante los cuatro años. Según los cálculos del Financial Times, en 2013 Rusia importaba un 35% de los alimentos, mientras que ahora la cifra se redujo hasta un 20%.
Los éxitos del sector agrícola favorecen al desarrollo económico del país y satisfacen a las necesidades de los consumidores. Es decir, el sector se esfuerza para que la población pueda disfrutar de los productos que anteriormente se importaban de otros países.
La situación del sector agrícola sirvió de ejemplo para otros ámbitos industriales que también empezaron a aplicar una política de sustitución de importaciones.
"Las sanciones occidentales mostraron a Rusia que no se debe contar solamente con la tecnología ajena, ya que se puede perder en cualquier momento", indicó el ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov.
El diplomático agregó que Rusia saludaría el levantamiento de sanciones, pero de todas maneras puede aprovechar la oportunidad de desarrollar su propia industria.
Cada vez más políticos occidentales reconocen que las sanciones antirrusas no tuvieron mucho éxito y en algunas ocasiones hicieron aún más daño a los fabricantes extranjeros, en particular, europeos.
En efecto, Polonia perdió 1.100 millones de dólares, Austria, 852 millones y Países Bajos, 794 millones. Además, las medidas recíprocas occidentales privaron a Europa de alrededor de 400.000 puestos de trabajo. A este respecto, varias fuerzas políticas europeas abogan por el levantamiento de las sanciones.
Pese a ello, el 5 de julio, la UE prorrogó las medidas restrictivas por un plazo de seis meses. Por su parte, el mandatario ruso, Vladímir Putin, prolongó el embargo alimentario hasta finales del 2019.