En Nueva Inglaterra, la cosecha de arándanos está en pleno apogeo. En este momento, innumerables productores invitan a las personas a sus brillantes pantanos rojos para que se lleven a casa algunas berries frescas. La visita a un pantano de arándanos va acompañada de una fascinante lección sobre la agricultura y la historia de los Estados Unidos, guiada por experiencias prácticas inolvidables.
Los arándanos son una de las pocas frutas originarias de Norteamérica. Eran una fruta importante para los nativos americanos, que cosechaban arándanos silvestres y los usaban como medicina, tintes y (por supuesto) alimento. Los colonos pronto se dieron cuenta de la versatilidad de los arándanos y crearon recetas que más tarde se convirtieron en clásicos de la cocina estadounidense.
A pesar de su popularidad, los arándanos no se produjeron a gran escala hasta el siglo XIX. Desde entonces, los productores han pasado los últimos 200 años refinando sus técnicas de producción, pasando de la cosecha manual de arándanos de tierra seca al uso de tecnología de cosecha para inundar sus pantanos y acorralar los arándanos de manera más eficiente. Forbes.com describe cómo los agricultores ahora producen lo suficiente para abastecer a los estadounidenses con unos 400 millones de libras (181.436 toneladas aprox.) de arándanos al año.