En Aguabonita, uno de los campamentos de reincorporación que la antigua guerrilla de las Farc tiene en Caquetá, sus integrantes han encontrado en el cultivo de piña la vía para que se les deje de considerar "ciudadanos de segunda".
La firma del acuerdo de paz hace dos años, el 24 de noviembre de 2016, cambió la vida de muchos de ellos y les dio la posibilidad de comenzar de nuevo.e
El Caquetá fue una de las zonas de Colombia más golpeadas por el conflicto armado al ser un foco de actividad guerrillera, hasta el punto de que entre 2002 y 2012 se produjeron 1.502 combates entre la Fuerza Pública y las Farc.
"Nuestra empresa es construir la paz", proclama convencido el líder de este campo, Federico Montes, quien subraya que la reincorporación no debe entenderse como algo exclusivo de quienes fueron guerrilleros.
La economía de Aguabonita se centra en la producción agrícola, fundamentalmente de piña, fruta de la que ya es el mayor productor en la región.
Funcionan como una cooperativa en la que cada exguerrillero aportó un millón de pesos para constituirla, justo la mitad de lo que recibieron del Gobierno para reinsertarse en la vida en sociedad.
"Si no fuera por los ahorros de los exguerrilleros todavía seguiríamos viviendo a la deriva", reconoce Montes, que se muestra agradecido a la Unión Europea (UE) por el apoyo económico dado al proyecto: "Se han ido abriendo camino hasta convertirse en un aliado estratégico", afirma.
La aportación del Fondo Europeo para la Paz, originalmente de 96,5 millones de euros (unos 110 millones de dólares), ascenderá hasta los 120 millones de euros (unos 137 millones de dólares), recursos que inciden de manera directa en estas comunidades.
En Aguabonita usarán el dinero para construir una planta para quitarle la pulpa a la fruta y poder procesarla de manera industrial.
Fuente: EFE