Un operador en el norte de Italia, uno de los más grandes del sector, está seguro de ello: nunca antes se había alcanzado un precio así para las cebollas. Pero no quiere decir que esto sea positivo: algunos supermercados querrían pagar el producto como cuando hay poco, por lo que es una lucha continua.
"Claro que los compradores más inteligentes y honestos saben que la fluctuación de la oferta y la demanda a veces favorece a los productores, pero no todos son honestos e inteligentes. En cualquier caso, no hay producto, en ningún sitio. Escasea en todas partes", dice el comerciante.
El comerciante muestra un ejemplo práctico. "La cebolla roja de Austria me cuesta 0,65 €/kg suelta en saco Jumbo. Después de ser procesada, en mallas de 1 kg por ejemplo, tengo que venderla a los supermercados a 1 €/ kg. Pero he recibido el rechazo de la GDO, porque algunos creen que es demasiado. Lo entiendo, pero este año no hay producto y el precio lo marcan quienes tienen la mercancía. Cuando el producto es demasiado, el precio lo decide la GDO, porque puede elegir. Este año no es así".
A mediados de febrero, la cebolla blanca vendrá de la India, pero aún falta más de un mes para que las cantidades aumenten un poco. Puede parecer una paradoja, pero los precios demasiado altos al final no benefician a nadie, al igual que los demasiado bajos.
"Hablamos de céntimos y no de decenas de euros: ¿cuántos kilos de cebollas comprarán los consumidores desde ahora hasta la próxima cosecha? ¿Un kilo? ¿Dos o tres? A lo sumo, estamos hablando de un euro o dos más en seis meses, mientras que otros años han pagado dos euros menos. A no ser que esos dos euros de diferencia se hayan quedado en los bolsillos de la GDO", concluye el comerciante.