Este hongo, símbolo de la gastronomía francesa, tiene cada vez más competencia de los productos procedentes de España.
En el mercado de trufas negras de Lalbenque (Lot), la Tuber melanosporum, la trufa negra de Périgord, se vende con un precio medio de 550 euros el kilo. En la campaña 2018, 20.000 truficultores franceses recogieron 30 toneladas de trufas negras. Pero al otro lado de los Pirineos, la cosecha asciende a 45 toneladas, según los datos de la Federación Francesa de Truficultores (FFT). Ya van tres años en los que la producción ibérica supera a la francesa.
"Los españoles producen mucho, pero no consumen. La trufa no está incluida en su tradición culinaria", afirma Michel Tournayre, presidente de la FFT. "Solo faltaría que la falta de producción (en Francia) nos obligara a vender trufas de otros países en nuestras decenas de eventos" en la Francia continental.
La truficultura española es muy reciente y se beneficia de ayudas gubernamentales, regionales y europeas excepcionales para desarrollarse. "Tienen grandes espacios y se benefician de ayudas para la plantación y las perforaciones", destinadas a asegurar el riego, explica Alain Ambialet, copresidente de la Federación de truficultores de Occitania. "Así es como se han puesto al día tras 200 años de historia", analiza M. Tournayre, que busca la profesionalización de los truficultores, pero también apoyos para el desarrollo de la producción francesa.
Fuente: http://www.lessentiel.lu/