El tomate es la verdura más elegida por los argentinos como acompañamiento de casi cualquier plato. Sin embargo, solo se ofrecen dos variedades en las verdulerías: redondos o peritas.
Debido a esta limitación, científicos de la Facultad de Agronomía de la UBA (Fauba) y del Conicet, buscan recuperar el germoplasma que representa antiguas variedades de esta hortaliza, que se consumían durante las primeras décadas del siglo XX.
En declaraciones al diario Perfil, el doctor Fernando Carrari, investigador del Conicet, contó que “ya estamos cosechando los primeros tomates obtenidos a partir de variedades de semillas usadas en las huertas de hace casi cien años.
Con respecto al cambio de sabor de los tomates con el paso del tiempo, el doctor explicó que “nuestra hipótesis sobre porqué fueron perdiendo su sabor de antaño es que, a partir de la década del 70, hubo un cambio profundo en los modos de producción”.
De acuerdo al especialista, a fines del XIX y principios del XX, la producción y comercialización se regían por la estacionalidad y la cercanía.
Con el cambio en los modos de producción, y el consumo extendido a todo el año, los productores eligieron aquellas semillas que ofrecieran frutas con mayor cantidad de agua, y con la forma adecuada para facilitar la cosecha y la recolección, en condiciones de cultivo controladas.
Al finalizar este experimento, los científicos esperan ofrecer estas semillas antiguas a los productores locales para que se vuelvan a comercializar. También, planean crear un banco de germoplasma para seguir realizando investigaciones y mejorarlas genéticamente.
Fuente: diariopopular.com.ar