Actualmente reina la tranquilidad en el mercado de la patata. "Cada semana me pregunto qué va a pasar, pero al final siempre logramos vender algo, aunque mucho menos que en otros años. Sobre todo las exportaciones fuera de Europa se encuentran a un nivel significativamente más bajo", comenta Wim Tuinstra, del mayorista homónimo de patatas de la localidad de Herkingen, Países Bajos. "Sin duda, la exportación moderada tiene que ver con el precio. Los altos precios hacen que los clientes busquen productos de otros orígenes. Sin embargo, la industria de las patatas fritas ha demostrado bastante interés por comprar esta temporada", dice Wim. "Las variedades de patatas de freír son las que están tirando del carro".
Cuando se le pregunta cuánto durarán las existencias, el exportador responde: "Si el volumen de negocios no se incrementa, tendremos suficientes patatas. Pero si la demanda aumenta y comenzamos a despachar productos cada semana, entonces nos quedaremos sin patatas rápidamente. Sobre la calidad no me quejo, las patatas que tenemos a nuestra disposición son muy buenas, pero no sé qué ocurrirá en mayo".
El precio es fijo. La demanda realmente tendrá que aumentar si se quiere aumentar el nivel de los precios. Ahora se pagan de 25 a 27 céntimos al productor y unos céntimos más por las variedades de patatas de freír. Pero para muchos productores, el rendimiento final no será muy grande. Los productores que han podido regar y que tienen todavía patatas libres, se han salvado. Pero muchas patatas están bajo contrato y si encima los rendimientos de la cosecha también son bajos, es difícil obtener un balance positivo", concluye Wim.
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