El martes 26 de marzo, todas las colinas de Emilia-Romaña de más de 400 metros sobre el nivel del mar se despertaron blancas por la nieve. En algunas de estas zonas, ya están en desarrollo las flores de cerezos y ciruelos.
Ciruelo en Castelnovo ne' Monti, Reggio Emilia, 26 de marzo (foto Cristian Lonut)
"No fue un despertar pacífico, ya que se han acumulado más de 5 cm de nieve. Los árboles de ciruelo están en flor y temo las consecuencias desde el punto de vista de la producción", dice un agricultor en la zona montañosa de la provincia de Reggio Emilia.
26 de marzo 2019, Castelnovo ne' Monti, Reggio Emilia (foto Cristian Lonut)
El problema no era tanto por la nieve en sí, sino por las temperaturas que se esperaban en los días siguientes. La nieve, los cielos más despejados y el aire frío son la combinación perfecta para que se produzcan preocupantes heladas nocturnas.
La situación es similar más al sur, en Romaña, donde la nieve ha blanqueado las cumbres. Hay mucha preocupación por el riesgo de heladas nocturnas causadas por la ola de frío. Todos los huertos de frutales de hueso están en riesgo porque, después de que se hayan desprendido los pétalos de las flores fecundadas, los pequeños frutos se encuentran en la fase más vulnerable.
Lo curioso es que el lunes 25 de marzo de 2019 se caracterizó, casi en todas partes, por temperaturas muy por encima de la media estacional, con máximas por encima de 20°C.
El choque térmico puede provocar la caída de muchas flores y de los pequeños frutos.