La institución financiera internacional Rabobank afirma que la naturaleza estacional de la producción de fresas y la volatilidad de los precios puede hacer que los productores interesados en invertir en el sector corran riesgos, si no los mitigan.
Cindy van Rijswick dio a conocer en la Global Berry Congress Expo de Róterdam que los últimos estudios de la empresa han revelado que la financiación de sistema intenso de capital elevado como los invernaderos con iluminación es bastante arriesgada por las fluctuaciones de precio.
"En primer lugar hemos evaluado los principales riesgos a los que se enfrentan los productores", dijo. "En el modelo de riesgo que utilizamos para los datos, parece que el precio es el riesgo principal. En torno al 80 por ciento del margen de riesgo del producto lo provocan los precios, por lo que es, con diferencia, el más importante. El riesgo financiero, como los tipos de interés, son bastante reducidos. Los riesgos de costes, en términos de mano de obra, también son bastante pequeños. Incluso los riesgos de producción, como un menor rendimiento, son bastante pequeños en comparación con el riesgo de precios".
Van Rijswick añadió que era necesario controlar estos riesgos de precio: "También hemos presentado un escenario con mayores descensos de los precios para ver lo que podría ocurrir en los diferentes invernaderos analizados. Lo que hemos visto es que los invernaderos iluminados son los más vulnerables. No es de extrañar, puesto que operan y producen en unos pocos meses con una volatilidad de precios muy elevada. Por tanto, creemos que los productores que quieran invertir en esto, deberían mitigar el riesgo diversificando las ventanas de comercialización a lo largo del año y, tal vez, producir diferentes sistemas para diferentes países, o llegar a acuerdos con sus intermediarios financieros para reducir el riesgo de precio".
También influyen los meses en los que se producen fresas, pues sigue siendo un producto estacional, según Rabobank, pese a que ahora se puede encontrar todo el año.
"Me he fijado en Alemania y en torno al 55 por ciento de las fresas se compran en dos meses del año", señaló Van Rijswick. "Se ha desplazado un poco a la temporada de primavera en vez de a la de verano. Observamos que la estacionalidad existe en todos los países, incluso en los Estados Unidos, el Reino Unido y los Países Bajos. Es un producto bastante estacional, sobre todo si se compara con otros berries. En Holanda, cerca del 35 por ciento de todas las fresas se compran en dos meses, sí que sigue siendo también muy estacional".
El mercado de la fresa es tan reducido en invierno que los cambios en la oferta y la demanda afectan fuertemente a los precios, según Van Rijswick.
"Hemos estado estudiando los precios durante un largo periodo, pero hemos eliminado los extremos, porque a veces se dan precios extremos", añadió. "Por tanto, en febrero y marzo los precios en el mercado holandés son similares a los de Bélgica y los países del norte de Europa; existe una gran variación de entre 3 y 10 euros por kilo. De este modo, a los productores les resultan atractivos estos meses, pero si el precio es de tan solo 3 euros el kilo, no es nada rentable".
Explicó que, si bien resulta atractivo ganar un extra en ciertos meses del año, se desconoce si esta tendencia se mantendrá en el futuro. También hay dudas sobre si la competencia española o la oferta en el norte de Europa crecerán demasiado, lo cual provocará una caída del precio, que se sumará al riesgo de inversión.
"Recientemente, el Gobierno de Bélgica ha hecho un estudio sobre la rentabilidad de los diferentes sistemas de producción", prosiguió Van Rijswick. "Vemos que los ingresos de las explotaciones familiares se califican de positivos en todos los sistemas de producción, pero la cosa cambia para los invernaderos con calefacción en los que se produce en mesas. La variación también es mayor para la producción en invernaderos. Por nuestra propia investigación, sabemos que existe una gran diferencia de niveles de ingresos y márgenes, entre productores y entre años. Hay mucha volatilidad".
"Creo que una mayor sofisticación en el caso de las fresas es inevitable por los requisitos de sostenibilidad, la salud del suelo, la uniformidad, la mano de obra, etc, pero las grandes inversiones conllevan un riesgo, y los productores deben mitigar ese riesgo o, de lo contrario, puede crecer demasiado como para que un banco quiera financiar esos proyectos".