Prácticamente ya terminada la comercialización de mandarina en el sur de España, las ventas de naranja encaran la última etapa de una campaña de cítricos realmente complicada y para olvidar. La asfixiante competencia de terceros países, la subida del salario mínimo, la climatología y los bajos precios de la industria figuran entre los principales condicionantes.
“En estos momentos estamos recolectando y comercializando naranjas Lane Late, Navel Powel y Chislet para continuar más tarde con Valencia Late y Midknights hasta finales de junio”, cuenta Daniel Blanco, director comercial de la empresa andaluza Mogalla, que envía cítricos principalmente a países europeos, mientras que fuera de Europa alcanza mercados ya consolidados como Canadá, y en menor medida Sudáfrica y mercados asiáticos.
Por lo general, la demanda de naranjas españolas está siendo baja esta campaña y los precios están por los suelos. De acuerdo con Daniel, a la falta de demanda de cítricos españoles durante toda la campaña se suma el hecho de que el tiempo durante el invierno tampoco ha ayudado, el cual ha venido con temperaturas muy cálidas y pocas lluvias, lo que no ha beneficiado tampoco a la calidad de la fruta, ya que está teniendo en general una vida útil más corta que en otras campañas. "Esta escasa demanda, unida a la extraña climatología que estamos teniendo, está provocando además que los agricultores españoles anden nerviosos al ver tanta fruta en el árbol a estas fechas, lo que provoca ofertas de naranja a cualquier precio con el objetivo de quitarla del campo antes de que se quede en el árbol como ya ha pasado con algunas variedades este año".
Otro factor importante está siendo la competencia con otros orígenes, la cual está poniendo las cosas cada vez más difíciles para los exportadores de cítricos españoles. “Aunque se ha hablado mucho de Sudáfrica esta campaña, realmente hay otros orígenes como Egipto o Marruecos que, con el crecimiento de sus producciones y sus bajos costes de producción, están complicando mucho las ventas de mandarina y naranja española. La fruta de estos países se vende en los mercados europeos a precios con los que no podemos competir desde España. Creo que en concreto Egipto se está convirtiendo en un duro competidor a tener muy en cuenta, con mucho crecimiento agrícola en los últimos años, inversiones en grandes extensiones de tierra e infraestructura logística para llegar mas fácil y rápidamente a Europa, que lo están convirtiendo en una seria amenaza para nuestros productos”.
“Es cierto que el libre comercio impera de manera generalizada en la mayor parte del mundo, pero esto es interesante si todos jugamos con las mismas reglas y condiciones. Dada la gran pérdida de competitividad que está experimentando el sector español de los cítricos, deberíamos pensar en algún tipo de medida por parte de la Unión Europea, antes de que esto se convierta en una grave crisis del sector agrícola español”, manifiesta.
Por si todo esto fuera poco, en enero se aplicó la subida del salario mínimo, pasando de 735,90 € a 900 €, lo cual ha incrementado los costes de producción en más de un 20%. “Un sector como el de los cítricos, con márgenes tan ajustados y en el que cada céntimo cuenta, no estaba preparado para una subida del salario mínimo tan drástica, o al menos en esta coyuntura de creciente competencia de países terceros”, indica Daniel Blanco. “Para asumir esta subida de costes la solución pasaría por factores como conseguir mejores precios de venta –algo complicado, como vemos– o producir más y ser más eficientes en los procesos productivos, lo que conllevaría en muchos de sus casos invertir en tecnología e innovación, y dada la campaña tan difícil que atravesamos, este tipo de desembolso tan costoso se presenta a priori complicado para el empresario citrícola”, concluye.
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Daniel Blanco
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