Mientras grandes empresas hortofrutícolas españolas tienen como meta producir cien por cien ecológico, otras diversifican. Juan Segura, de Coprohníjar, comenta la dificultad del reto. “Una línea totalmente ecológica saturaría un mercado reducido, creando más oferta que demanda. No sería rentable en un mercado actual vulnerable”, comenta el Presidente.
La cooperativa almeriense, alcanzará los 34 000 metros cuadrados para manipulación, envasado y almacenado hortofrutícola con su nueva nave de 12 000 metros en Los Pipaces de San Isidro. La nave se destinará a la línea ecológica. “La finalidad es cubrir las necesidades futuras de nuestros clientes”, comenta Juan Segura.
Nueva nave de 12 000 metros para línea ecológica
Con 200 socios y 450 hectáreas de cultivo (140 hectáreas ecológicas), este proyecto de 8 millones de euros incluye maquinaria específica para la manipulación y envasado de tomates, pepino y calabacín ecológicos. Con esta ampliación, la línea ecológica alcanzará un volumen del 35%.
“Es una evolución lógica: servicio, calidad y garantía alimentaria son nuestros pilares”, sigue Juan Segura. La empresa fue pionera en la lucha integrada y biológica. “Empezamos en los años 90 cuando nadie hablaba del tema. Ahora es un hecho y tenemos casi 30 años de experiencia”, añade.
“Las campañas vienen cada vez con más altibajos, los precios suben y bajan cada semana. En Europa la mano de obra es cara y no tenemos las mismas herramientas que la competencia. Si no protegemos nuestro mercado, muchos agricultores pequeños caerán. No podemos pedir a nuestros socios que cultiven más hectáreas si apenas cubren los costes de producción. La paradoja es que en poco tiempo la situación se podría invertir: habrá menos producción y escasez de productos”, prosigue Juan Segura Morales.
"Un ejemplo de ello es la sandía. Con buenos volúmenes y calidad óptima, la campaña arranca con precios bajos debido a la competencia de países terceros. El 50% de nuestra producción de primavera es sandía. Las temperaturas actuales frenan el consumo dado que el 85% de nuestra producción se destina al norte de Europa (Holanda, Alemania, Inglaterra y Francia). Tras el veto ruso, un mercado en auge son los países escandinavos", apunta Juan Segura.
Otro producto estrella de Coprohníjar es el demandado tomate cherry con 33 millones de kilos. Ni el envasado de plástico tan controvertido frena sus ventas. “Reducir plástico es necesario, pero debe ser viable. Vender a granel es imposible para ciertos productos o supone un incremento del precio considerable”, comenta Juan Segura.
Sobre alternativas al plástico, Juan Segura hace hincapié en problemáticas de almacenamiento y costes: “Los envases biodegradables tienen fecha de caducidad: no se pueden guardar para otra campaña, son perecederos. Y cargar el coste al consumidor aumentaría demasiado los precios”.
Coprohníjar realiza unos 150 ensayos al año en sus 20 hectáreas de investigación. “Con un solo resultado exitoso al año, es suficiente. Este es el caso del tomate Baby Pera Choc, muy demandado", explica.
Información:
Juan Segura Morales
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