Hace 25 años apenas se hablaba de cultivar fruta y hortalizas ecológicas en las islas Canarias. Hoy en día, el 90% de los jóvenes agricultores que se incorporan a la actividad lo hacen en este sector. "Suelen optar por la agricultura ecológica porque respeta los costes de producción y es sostenible”, comenta Paco Armas, coordinador, relaciones públicas e intendente de la experiencia La Zanahoria, empresa situada en Las Palmas de Gran Canaria.
“Queremos demostrar que dedicarse a la agricultura puede ser rentable. Pero no deja de ser un trabajo duro y vocacional. No te haces rico, pero sí puedes ganar un salario digno”, añade Paco Armas.
La Zanahoria empezó en 1992 y han sido pioneros en apostar por el producto ecológico en la isla. El clima ideal de la zona este de la isla le permite obtener cosechas 4 veces al año, y una gran variedad de cultivos. En las islas Canarias el cultivo extensivo es imposible y hay muchas zonas áridas que impiden el crecimiento de determinadas variedades. Sin embargo, el norte de Gran Canaria es una huerta fértil. "Tenemos más de 30 productos y los más demandados son los básicos de la cocina local: papa canaria, zanahoria, boniato, lechuga, pepino, tomate. Le siguen los brócolis, acelgas, espinacas, coles. En verano sobre todo melón y sandía", comenta Paco Armas.
"No aspiramos a crecer, sino a cerrar ciclos, con una economía circular sostenible. Calculamos el volumen de cultivo de forma precisa, y en el caso de haber sobreproducción se recicla aportando a otros eslabones de la cadena. Por ello participamos en proyectos pedagógicos (ofreciendo productos a las escuelas), en la gastronomía local (restaurantes que preparan menús ecológicos a precios módicos) y si llega a sobrar algo se da a los animales de la granja pedagógica, que son sin duda los mejor alimentados”, continúa.
"Evitar malvender, abaratar o tirar es parte de la filosofía de la economía circular y sostenibilidad. También lo conseguimos con una organización óptima en los campos", explica Paco Armas.
Este año la plaga de Tuta absoluta o polilla del tomate ha hecho peligrar los cultivos convencionales de tomate extendiéndose a las papas. Las temperaturas atípicas registradas en Canarias durante el invierno parecen ser la principal causa. “Hemos detectado que el tomate ecológico es más resistente a determinadas plagas como la Tuta absoluta. Las plantas se crían más resistentes en agricultura ecológica. De ahí que no haya puesto en peligro económico nuestros cultivos y solo causado algunos daños menores puramente estéticos”, afirma Paco Armas. “La agricultura ecológica también tiene sus recursos. En este caso concreto, el Bacillus thuringiensis, bacteria grampositiva que habita el suelo, es una alternativa biológica eficaz”, apunta el gerente de La Zanahoria.
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Paco Armas
La Zanahoria
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