El verano es la época en la que aparecen los frutos rojos en los campos. Preciosos y costosos, estos pequeños frutos frágiles son objeto de robos recurrentes. Los horticultores se han visto sobrepasados por los últimos sucesos.
Cuando hay cosechas de fresas abiertas al público, existen numerosas personas que comen una fresa de cada dos pagando al final solo una fracción de su consumo. Esto crea una pérdida de beneficios para los agricultores.
Pero lo peor son los robos organizados, se cuentan por varios centenares de kilos de fresas y son cada vez más frecuentes. En Alemania, han robado a un productor toda su cosecha de fresas en 2018. La mercancía se había revendido en eBay, pero nunca se encontró a los ladrones. En Suecia, se robaron 1.500 cajas de fresas en 2017, sin que se pudiese atrapar a los responsables. Cantidad de botín: entre 6.000 y 8.000 dólares (de 5.300 a 7.100 €).
La mayor parte de estos robos se cometen por la noche y los productos se venden rápidamente en el mercado negro. Cuando se atrapa a los ladrones, los agricultores no suelen ser compensados al nivel de sus pérdidas. Como los productos son frágiles, es muy tarde para salvarlos. El año pasado, en Quimper, se apresó al ladrón y se le condenó a compensar al productor con 500 €, mientras que el botín de 100 kg estaba valorado en 1.200 €.
Fuente: www.konbini.com
