El mercado estuvo bien provisto de albaricoques. El francés Abladungen dominó. La importancia de los suministros turcos fue ligeramente superior a la de los españoles. Además, todavía hubo albaricoques italianos y húngaros. En algunos mercados, pero solo hasta cierto punto, los productos nacionales estuvieron disponibles. Aparecieron lotes austriacos y búlgaros con cuentagotas. Las variedades tardías ganaron importancia progresivamente.
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Hubo una gran demanda de albaricoques franceses de alta calidad y, por tanto, caros. Con frecuencia se prefirieron las variantes rojas. En general, sin embargo, la situación estuvo tranquila. Los precios tendieron a ser débiles debido al volumen. Debido a que la venta fue demasiado lenta, a veces hubo demasiado stock, pero esta situación disminuyó rápidamente.
La bajada de precios correspondiente debería impulsar las ventas. Los productos búlgaros regulares ya se comercializaron desde 1,20 € por kg. El viernes, el precio medio de los productos locales era de 3,20 € por kg, el albaricoque turco Sekerpare alcanzó unos 12 € por caja de 4 kg.