Según algunas fuentes, el zumo de apio puede lograr un gran cambio en nuestra salud. Con tan solo siete calorías y menos de un gramo de azúcar por tallo, el zumo de apio es rico en nutrientes como vitaminas k, c y b6, folato y potasio. Contiene flavonoides, que son fitonutrientes muy potentes con propiedades antioxidantes (combaten el cáncer). Si bien no es, de ninguna manera, una cura para el cáncer, aquellos con propensión a esta enfermedad podrían considerar incluir el zumo de apio en su dieta.
Si sufres de dolor articular crónico o artritis reumatoide, beber zumo de apio puede ayudarte a reducir los síntomas, porque es un antiinflamatorio natural. El zumo de apio también mejora la función hepática incrementando la producción de enzimas. Además, ayuda a combatir infecciones porque el apio tiene propiedades antimicrobianas, que estimulan el sistema inmunitario.
Si eres propenso a infecciones del tracto urinario o infecciones de vejiga, el zumo de apio puede salvarte la vida porque reduce el ácido úrico y estimula la producción de orina. Un estudio ha demostrado que el extracto de hoja de apio puede reducir la presión sanguínea además de los triglicéridos y el colesterol en animales diagnosticados con hipertensión.
