Las tasas arancelarias que el presidente estadounidense Donald Trump ha impuesto a los productos agroalimentarios europeos han provocado que este año Castellón haya perdido la histórica campaña de exportaciones de clementinas a los Estados Unidos.
Los dos últimos exportadores que estaban remitiendo cítricos al mercado estadounidense, Bagú y Nulexport, han decidido dar un paso atrás debido a que, según fuentes conocedoras del proceso, "las condiciones hacen inviables las exportaciones a EE. UU.". Más que un mazazo económico a la citricultura castellonense, que no lo es debido a las modestas cifras de los últimos años, la noticia tiene un damnificado claro: la terminal frigorífica del puerto de Castellón. Ya atenazada por la continua caída de las exportaciones de las últimas campañas, las tasas aduaneras se han convertido en un obstáculo insuperable.
13 personas no trabajarán estos meses
A pesar de que Canadá puede absorber el volumen de clementina castellonense que iba a parar a EE. UU., este país no tiene un protocolo de tratamiento en frío para evitar la llegada de plagas mediterráneas, debido a que allí no pueden sobrevivir. Y eso hace que los exportadores no utilicen la terminal frigorífica de Noatum en PortCastelló, con el fin de abaratar costes.
Por este motivo, las 13 personas que habitualmente contrataba Fricasa (que depende de Noatum) para cubrir esta campaña no serán necesarias. La supervivencia de la empresa no está garantizada con solo los barcos que llegan procedentes de Argentina fuera de la temporada local (este año han sido cinco), y ahora su labor se centra en la búsqueda de nuevos productos con que dotarse de actividad.
Llegaron a ser 80.000 toneladas
Con el fin de los envíos a los Estados Unidos, y la dificultad de poder recuperarlos en un futuro debido al auge de la producción de clementina en California, se cierra una época en que el mercado americano sirvió como símbolo de la calidad y el prestigio de la fruta castellonense. No en vano, con el cambio de siglo la exportación de clementinas desde los muelles del Grau a Filadelfia llegó a alcanzar las 80.000 toneladas.
Pero la presión del lobby citrícola americano, plasmada en un primer momento en la crisis de la mosca de la fruta, tras el supuesto hallazgo de larvas vivas de Ceratitits capitata en clementinas castellonenses, motivó el cierre durante casi un año de este mercado. Cuando se logró la reapertura, gracias a la firma de un protocolo de tratamiento en frío para la fruta española, los productores americanos ya se habían hecho con el mercado y comenzó el declive de la Clemenules en Estados Unidos.
Fuente: valenciaplaza.com