La producción de caquis está atravesando un bache. La fruta, que se expandió por la Ribera y saltó a otras comarcas y regiones, presentada como una buena alternativa para una parte de la citricultura en decadencia, atraviesa momentos complicados. Tal vez esta crisis desembocará en la eliminación de plantaciones en las zonas menos adecuadas.
A precios entre 15 y 25 céntimos el kilo, el caqui no es rentable, sobre todo teniendo en cuenta los elevados porcentajes de destríos, un problema derivado del exceso de oferta. No se admiten frutos que tengan la menor mancha o huella, por lo que como los comercializadores tienen suficiente fruta para elegir, la conclusión es que se desperdicia en las plantaciones una gran parte de la producción, y a los bajos precios actuales se pierde la rentabilidad que animó a tantísimos agricultores a fijarse en este cultivo.
Lo contrario está ocurriendo este año en cítricos, y más aún en clementinas, donde la producción ha sido menor, alcanzando precios de 45 céntimos el kilo o más. El mercado está ávido de clementinas y hasta que lleguen las Tango, Nadorcott y Orri (cada vez menos tardías), se pueden encontrar Clemenules Órogrande y Clemenvilla.
Algo similar ocurre con la naranja Navelina, que ha recuperado igualmente niveles de precios de décadas atrás y que los agricultores creían olvidados para siempre, llegando a venderse en el campo a 20 o 22 céntimos el kilo manteniendo una cierta tendencia al alza, que se espera que continúe para las variedades siguientes: Salustiana, Nável, Lane... No obstante, para una mayoría de los productores españoles de cítricos, el sensible aumento de los precios de venta experimentado durante esta campaña no les compensará la caída de su producción, generalizada en todo el país.
Fuente: lasprovincias.es