Las lluvias continuas que se están sucediendo en Galicia durante las últimas seis semanas están causando problemas a los agricultores locales, a quienes les está resultando difícil poder trabajar la tierra debido a la gran cantidad de agua acumulada. Muchas de las fincas de cultivo se han convertido en auténticos lodazales que dificultan el acceso incluso para realizar la recolección de hortalizas.
La lluvia está teniendo repercusiones hasta para los cultivos de invernadero, donde la falta de luminosidad ha perjudicado el desarrollo de algunos vegetales, como las lechugas, que han aumentado de volumen más de lo normal sin que se hayan cerrado o se hayan vuelto compactas, tal como comenta Fernando Vega, gerente de la cooperativa Horsal, de O Salnés. Los cultivos más afectados por las lluvias son los grelos y las nabizas; de hecho, en esta cooperativa son incapaces de cubrir los pedidos de estas verduras.
La situación no es muy diferente en Mondoñedo, cuenta el productor Jesús Emilio Gil. "El exceso de agua no es bueno. La tierra aquí ya está húmeda y ahora está empapada en todas partes", añade. Gil destaca que el repollo, el cultivo estrella en esta época del año, está resistiendo bien; el problema radica en poder acceder a las fincas para cosecharlo.
En la cooperativa Porta do Río Miño tienen en estos momentos plantado repollo de corazón, rizado y liso, y lechuga rizada, todo ello en invernadero. "Hay bastante humedad, pero la cosecha está saliendo bien, no hay problema de podredumbre", cuenta Carolina Martínez, técnica de la firma. El problema, en este caso, es la escasez de luz. Al llover, los días son más grises y la cantidad de luz que reciben los cultivos es menor de la prevista. Eso provoca, por ejemplo, que las lechugas y los repollos "sean más altos, porque tiran para arriba, buscando la luz", añade. En cuanto a las plagas, explica que debido a la abundancia de agua se está viendo mucho caracol y mucha babosa, aunque no hay pulgón ni mosca blanca, dos insectos que solían afectar a estos cultivos y que este año no están teniendo incidencia. En esta empresa trabajan con alrededor de cuarenta socios y otros ochenta colaboradores, la mayoría de ellos de las zonas de O Rosal y Tomiño, además del norte de Portugal. Todos ellos están sufriendo las consecuencias de la abundancia de agua.
Fuente: lavozdegalicia.es