La Unió de Llauradors i Ramaders ha realizado un estudio sobre las emisiones de gases contaminantes de efecto invernadero (GEI) que generan las importaciones de productos de países terceros en la Unión Europea. Según sus conclusiones, beber un zumo de naranja brasileña equivale a la emisión de 17 gramos de CO2 y comer cítricos procedentes de Sudáfrica, supone la emisión de 13 gramos de CO2 por pieza de fruta; si se hace una paella con arroz de Myanmar o Camboya, cada cucharada de arroz que se come está emitiendo 2 gramos de CO2 a la atmósfera, la misma cantidad que emite cada almendra que se come si procede de los Estados Unidos. Asimismo, cada racimo de uvas de mesa procedentes de Chile emite 48 gramos de CO2 a la atmósfera.
Críticas de la Unió
Según la organización agraria, que apuesta por los productos de proximidad, todo el mundo habla de cambio y emergencia climática, pero a veces no se valora la relevancia que representan algunas decisiones europeas relacionadas con el sector agrario comunitario para hacer frente a ello.
Es el caso de las importaciones de productos de terceros países objeto del estudio de la Unió, sobre productos que se pueden encontrar según temporada en los lineales de los supermercados e hipermercados españoles, los cuales generaron en 2018 una emisión a la atmósfera de más de 378.000 toneladas de CO2 mediante el transporte marítimo hasta los puertos europeos.
En este estudio –cuyos primeros resultados se avanzaron hace unas semana– se analizan las emisiones de gases de efecto invernadero del transporte de estas mercancías a la UE. El transporte de mercancías es uno de los sectores que más emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera genera, y el marítimo aún más, y es imprescindible por tanto emprender medidas para reducir estas emisiones.
Fuente: levante-emv.com