Las aerolíneas turcas han ayudado a algunos productores de cereza a recuperar parte del tiempo perdido por las malas condiciones de las carreteras. Así se garantizó que toda la carga llegara a los clientes a tiempo. Un reto más difícil de superar, no obstante, es el creciente cambio climático en Turquía.
En general, la temporada de cereza ha sido muy buena. Según Eser Arzen, director gerente de Arzen Gida, sí que es cierto que a la exportadora se le presentaron un par de complicaciones durante la temporada. "Las condiciones del transporte y meteorológicas fueron las que más problemas nos causaron. Para minimizarlos, hemos comprado más cerezas de las que nos habían encargado, para estar totalmente seguros de poder satisfacer a tiempo todos los pedidos. El transporte desde el campo hasta la planta de envasado también es dificultoso, ya que no todas las carreteras de Turquía son tan buenas como nos gustaría. Si el transporte se retrasa, tendremos que recurrir a la carga aérea para compensar el tiempo perdido, para no quedar avergonzados ante nuestros clientes. No siempre ha sido ideal, pero lo hemos hecho funcionar. Hemos recibido apoyo de las aerolíneas turcas, que nos han ayudado tanto con los precios como con la puntualidad a lo largo de la campaña, y gracias a ellas toda nuestra carga ha llegado a su destino a tiempo".
Pese a que Arzen Food en estos momentos tiene el foco puesto en Oriente Próximo, Eser reconoce que el mercado chino podría ser muy importante este año. "Nuestros principales mercados de exportación son Dubái, Catar, Kuwait, Arabia Saudita y Alemania. La demanda de calidad de estos mercados es del más alto nivel, así que hemos estado construyendo marca en estas regiones", explica. "Sin embargo, para el futuro, el mercado chino es importante. En 2020, planeamos tener productos en China también con nuestra marca. Para el año que viene, nos hemos fijado un objetivo de exportación de 1.500 toneladas de cerezas".
Un problema más difícil que resolver es el cambio climático, que se ha dejado notar en el cultivo de varias frutas, entre ellas las cerezas. "El mayor problema es que la región de Anatolia es muy extensa, así que podemos experimentar las cuatro temporadas en el mismo mes. El cambio climático altera la estructura del aire, del agua y del suelo. Somos nosotros mismos los que hemos provocado este problema, y deberíamos fijarnos en cómo se vivía hace cincuenta años y adaptar algunos aspectos de la vida de entonces a nuestro estilo de vida actual", finaliza Arzen.
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