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Posible motivo: exceso de agua

Italia: La falta de oxígeno a nivel de las raíces causa “la muerte del kiwi”

“La muerte del kiwi” es una enfermedad compleja. El exceso de precipitaciones o riego en suelos compactados por el paso de las máquinas podrían crear condiciones temporales de asfixia al activar la proliferación de Clostridium, unas bacterias grampositivas y anaeróbicas que pueden inducir el síndrome de la muerte en las plantas, de acuerdo con el Dr. Scortichini que investigó con éxito el papel etiológico del Clostridium.

Huerto afectado por “la muerte del kiwi”

La hipótesis de investigar agentes anaeróbicos como posible origen de “la muerte del kiwi” es estimulante e innovadora. La investigación etiológica en fitobacteriología está comúnmente dirigida a agentes potenciales de carácter aeróbico. Sin embargo, también hay enfermedades en las que se ha reconocido un papel determinante de Clostridium en la patogénesis. El interés en las bacterias anaeróbicas viene de la idea generalizada, entre productores y técnicos, de que la aparición de “la muerte del kiwi” puede ser de alguna manera una consecuencia del exceso de agua en ciertos momentos en el suelo.

De hecho, los excesos temporales de lluvia o agua de riego pueden inducir unas condiciones de hipoxia (baja concentración de oxígeno) y, si continúa el exceso (por ejemplo, por estancamiento o inundación), puede producir anoxia (concentración cero). El efecto es más marcado en suelos compactos y en el período de junio a septiembre, cuando en muchos suelos se dan las mayores concentraciones anuales de oxígeno a altas profundidades donde solo llegan las raíces más delgadas de los árboles. En una situación de anoxia, se pueden desarrollar microorganismos tanto anaerobios como anaerobios facultativos. Por supuesto, la transición de normoxia a hipoxia y finalmente a anoxia ocurre de manera gradual.

En cuanto a las raíces, los extremos delgados sufren más debido a la menor disponibilidad local de oxígeno, tanto por la necesidad de actividad de los meristemos apicales como por el menor desarrollo local de los espacios intercelulares. En el tiempo de transición entre la normoxia y la anoxia, tanto la planta como los microorganismos de la rizosfera y los endófitos radiculares tienen la posibilidad de adaptación. Para la planta, el metabolismo energético y los reguladores del crecimiento se alteran con señales locales y sistémicas que influyen en la eficiencia del sistema inmunitario. Para los microorganismos, las interacciones recíprocas pueden cambiar según las diferentes capacidades de adaptación al estrés. La hipoxia, por ejemplo, no perjudica al crecimiento del micelio de los fitóforos, pero compromete seriamente la vitalidad de sus zoosporas.

A bajas concentraciones de oxígeno, el equilibrio de normoxia entre la planta y su microbioma puede desaparecer. La planta, ante la falta de capacidad para implementar las barreras de defensa efectivas habituales, puede enfermar si uno de los componentes modificados induce factores patógenos. Todos los microorganismos del microbioma que compiten con la enfermedad y su patogénesis llegan a constituir lo que la medicina moderna define como patobioma. Por lo tanto, “la muerte del kiwi” se puede interpretar como una condición patobiótica condicionada por un estrés ambiental predominante: la falta persistente de suministro de oxígeno a las raíces.

De hecho, el síntoma que se encuentra en las plantas es la podredumbre de las raíces más delgadas, en todas las etapas de la muerte. Las plantas sanas tienen la capacidad de resistir temporalmente incluso la anoxia (por ejemplo, en caso de inundaciones). Se ha observado que las plantas de aguacate inundadas sufren más en presencia de fitóforos en sus raíces. Esto indica que la naturaleza de los componentes del microbioma puede influir en la capacidad de adaptarse a la falta de oxígeno. En “la muerte del kiwi”, los microorganismos de la rizosfera y los endófitos de las raíces y de los troncos podrían desempeñar un papel importante en diversos entornos. Los beneficios de los endófitos para las plantas arbóreas contra el estrés biótico y abiótico son conocidos.

En las regiones de Véneto y Piamonte, donde hay muchos casos de pudrición de la raíz y “muerte del kiwi”, se han encontrado oomicetos (Phytophthora, Pythium, Phytopythium), cuya patogenicidad se ha verificado experimentalmente. Esto indica que los oomicetos potencialmente patógenos están involucrados en la muerte en muchos de los casos.

Si bien se reconocen los méritos de aquellos que hasta ahora han contribuido (a veces voluntariamente) a conocer mejor la causa de “la muerte del kiwi”, la investigación etiológica debería estar dirigida al patobioma de las plantas afectadas por la muerte y no, de vez en cuando, a patógenos potenciales individuales. La metodología de hoy en día permite identificar simultáneamente todos los componentes microbianos principales de un conjunto patobiótico. El estudio sobre la disminución aguda de los robles (Acute Oak Decline) en Inglaterra puede ser un modelo ejemplar (Broberg M. et al., 2018, Microbiome 6:21). La gravedad del deterioro y los más de diez años de incertidumbre etiológica asemejan esta enfermedad del roble a “la muerte del kiwi”.

Sabiendo que los microorganismos juegan un papel importante en “la muerte del kiwi”, es inevitable considerar la lucha mediante intervenciones biológicas como un método para modificar favorablemente el microbioma o el consorcio de microorganismos vivos asociados con las plantas. Las aplicaciones de rizobacterias y micorrizas útiles en las raíces y la inyección de bacterias endofíticas seleccionadas en tallos jóvenes son factibles tanto en el vivero como en el momento de la plantación. El uso de portainjertos resistentes es, de alguna manera, una intervención que también podría modificar favorablemente la composición microbiana de la rizosfera. Por supuesto, llevar a cabo estas intervenciones requiere una experimentación cuidadosa y paciente.

Para más información:

Umberto Mazzucchi, ex profesor titular de Fitopatología de la Universidad de Bolonia y profesor a cargo del Máster de la Defensa de las Plantas Ornamentales en Imola.

umberto.mazzucchi@fastwebnet.it; umberto.mazzucchi@unibo.it

Fecha de publicación: