La gran producción de kaki en España ha dado lugar a que en la presente campaña los precios se derrumbaran ya desde finales de octubre, cuando la cosecha todavía estaba en sus inicios. Muchos árboles han quedado sin recolectar porque los costes no se ven compensados por los irrisorios precios de venta.
“Es muy sencillo, se ha plantado muchísimo kaki en los últimos años y no hay suficientes mercados ni consumo como para absorber tal oferta. En las dos campañas precedentes, las adversidades climáticas hicieron descender los volúmenes de cosecha, cubriendo potencial real que tiene la producción española de kaki”, explica Pascual Prats, presidente de la Asociación Española del Kaki.
Este año algunos agricultores han empezado a arrancar sus árboles, pero de acuerdo con Pascual Prats, podría representar alrededor del 2% de la superficie, algo poco representativo. “El desastre de esta campaña ha sido un golpe muy duro para el sector, pero no hará que se reestructure todavía. Es muy complicado regular la superficie de producción de kaki Rojo Brillante, porque es una variedad libre. De momento, como la mayor parte de la producción de kaki está en manos de cooperativas y las liquidaciones no tienen lugar hasta marzo o abril, se están aguantando las plantaciones, pero si las campañas de kaki siguen esta tendencia –y se dan cosechas sin contratiempos meteorológicos– los agricultores se verán forzados a abandonar sus cultivos. Las cooperativas reportan que toda la fruta de la que disponían sus socios en sus plantaciones se ha vendido, pero viendo los precios a los que se ha vendido, cuando terminen las liquidaciones en marzo no creo que haya ganancias para los agricultores”.
El control de las plagas ha sido también un verdadero reto para los agricultores valencianos. “Ni la Conselleria de Agricultura de la Generalitat Valenciana ni el Ministerio de Agricultura y Pesca nos han dado autorización para la utilización de tratamientos para combatir las plagas que antes si podían emplearse. Al mismo tiempo, tampoco nos han dado una solución alternativa”, manifiesta Pascual Prats. “Creo, además, que necesitamos más investigación en el sector para ampliar la conservación de los kakis”.