Necesitamos más solidaridad en Europa, de lo contrario habrá graves consecuencias económicas y no solo en los países con mayor riesgo de emergencia por la COVID-19, sino también en aquellos que podrían darle la espalda a la propia Europa. Es la esencia de una carta que Alessandro Dal Bello, de la empresa italiana Dal Bello SIFE, ha enviado a todos los operadores holandeses que, todos los días, le hacen pedidos de frutas exóticas.
Alessandro Dal Bello
"Estoy muy contento de recibir sus listas de pedidos cada día”, comienza la carta de respuesta a sus colaboradores holandeses, “y espero seguir recibiéndolas. Los pedidos se pueden hacer porque dentro de la Unión Europea hay libertad de movimiento para personas y bienes. Su negocio ha crecido mucho con los años, gracias también a las empresas españolas, francesas e italianas que han comprado sus productos. Ahora, en la mayoría de los países donde comercializa su fruta, hay una emergencia sanitaria contra la que todos los Gobiernos luchan con sus propios recursos económicos. Los recursos están ahí, pero no serán suficientes para volver a la normalidad. Se necesitará mucho más dinero del que imaginamos: para esto necesitamos una Europa sólida y unida".
Después de la introducción, Dal Bello llega al quid del asunto: "En estos días, el Gobierno holandés está poniendo en grave peligro la unidad europea al rechazar la emisión de los coronabonos y, en consecuencia, su propia existencia como empresa comercial. De hecho, si no creamos un solo frente europeo contra el virus, una vez que se haya superado esta emergencia mundial, el comercio no volverá a ser como antes, porque el resentimiento de las personas hacia aquellos que no han tenido solidaridad para ayudar a los países en dificultades permanecerá. Nosotros, los italianos, los españoles, los franceses, pero diría que todos los que creemos en la Europa unida, esperaríamos una mayor solidaridad tangible y concreta también de ustedes, los holandeses y los alemanes".
"Les pido, si pueden, que medien ante el primer ministro de los Países Bajos para que no se oponga a la emisión de los bonos europeos. Hagan que cambie de opinión. Al hacerlo, ayudará no solo a las economías de los países más afectados por la enfermedad, sino también a sus propias empresas, ya que podrán continuar comercializando frutas y hortalizas en toda Europa", concluye Dal Bello en su carta.
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