El mercado de la cebolla fue una locura en las semanas 12 y 13, pero todo se tranquilizó mucho la semana pasada. "Era de esperar, ya que todo el mundo se había esforzado para acumular algunas existencias", señala Eric Moerdijk, de la planta de clasificación y envasado holandesa Monie. "Muchos países europeos todavía están comprando cebollas y sigue habiendo algo de demanda de los países de ultramar, pero todo se ha ralentizado bastante".
"El precio por bala subía día a día en las últimas semanas, pero desde entonces se ha estabilizado. Las cebollas rojas no alcanzan el nivel de ventas de las amarillas. La previsión en el mes de diciembre era que a finales de marzo no habría más cebollas rojas en los almacenes, pero eso no se ha cumplido", continúa Eric. Según él, la cercanía del Ramadán no termina de animar al mercado. "Cuanto más pronto se celebra el Ramadán, más cebollas locales hay disponibles. Si esa época cayera hacia el final de la cosecha de los países musulmanes, nos beneficiaríamos mucho más".
"Las ventas retail van muy fluidas, lo que hace que tengamos más trabajo, ya que los envases para el retail son más pequeños. Muchos mercados extranjeros están cerrados o se han organizado de manera diferente. En general, esta crisis del coronavirus supone tanto una oportunidad como una amenaza. No se sabe qué va a suceder. La ventaja es que la gente no puede estar sin comer, y aunque el consumo ahora se produce solamente en casa, será de manera más consciente. Por lo tanto, el consumo de cebolla podría incluso aumentar".
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