Según fuentes del sector del melón y la sandía, este año la superficie plantada de melón piel de sapo se reduce de nuevo alrededor de un 10% en España, mientras que en los melones charentais, galia, amarillo y cantaloup, más orientados a la exportación, el descenso sería de aproximadamente un 5%, como resultado de los bajos precios en la campaña anterior. Por lo que respecta a la sandía, la superficie también ha descendido en torno a un 10% a nivel nacional.
La incertidumbre ante la posibilidad de no disponer de suficientes recolectores por la situación del coronavirus ha hecho que en Castilla-La Mancha sea donde más ha bajado la superficie de melón y sandía. Y es que, a diferencia de otras zonas productoras como Almería, Murcia o la Comunidad Valenciana, requieren de trabajadores temporales para las tareas de cosecha.
En estos momentos se está cosechando melón y sandía en Almería, donde la disponibilidad es limitada por los malos cuajes que han provocado las abundantes lluvias y bajas temperaturas durante la primavera. Los precios de la sandía se mantienen en niveles altísimos, aunque se prevé que puede haber cuellos de botella para las sandías de gran calibre en el mes de julio, a medida que vayan entrando al mercado más volúmenes procedentes de otras zonas productoras. Y es que las sandías grandes tendrán menos opciones al bajar el turismo y tener muy baja salida en el canal horeca. El sector confía en que el buen tiempo pueda compensar en cierto modo este problema.
Afortunadamente, tras un mes de abril bastante complicado por el cierre de las líneas de fruta cortada en los supermercados, ahora éstas se han restablecido, contribuyendo en gran manera en una buena demanda de sandía. Las visitas de los consumidores a los supermercados son más regulares y ya no hay afán de aprovisionamiento, al mismo tiempo que vuelven a reducirse las ventas online.
Si bien el año pasado fue difícil para los melones de exportación tipo amarillo, galia, charentais o cantaloup, especialmente en Murcia y Castilla- La Mancha, este año se espera una buena campaña. Aunque se prevé que el turismo bajará drásticamente en España, los exportadores confían en que los europeos permanezcan más en sus casas y que se mantenga el alto nivel de consumo de fruta ante la preocupación por la salud en esta situación de pandemia. De momento, la oferta es menor a la del año pasado y los precios están siendo interesantes.