Cada año, con el inicio del corte y la recolección del ajo, se generan alrededor de 1.500.000 de jornales en toda España, significándose como un “cultivo social” generador de empleo rural en zonas poco industrializadas y dinamizador de la actividad económica que mantiene a muchas comarcas en funcionamiento.
La principal zona de producción de ajo en España es La Mancha, que actualmente cuenta con unas 19.292 hectáreas cultivadas, seguida de Andalucía con 4.838 ha, Castilla y León con 1.786 ha, Madrid con 872 ha y Extremadura con aproximadamente 500 ha.
Los salarios de las tareas del corte del ajo están recogidos en los diferentes convenios provinciales del campo, y en la mayoría de estos en formato de precio por caja de 20 kg, acuerdo alcanzado entre los representantes de los productores agrarios y, sobre todo, de los representantes de los trabajadores. En muchas ocasiones, debido al tipo de ajo, al tamaño, o a circunstancias excepcionales como la crisis del COVID-19, el acuerdo alcanzado en el convenio se supera finalmente en el campo, y el trabajador recibe una retribución mayor a la establecida en el acuerdo.
Este sistema de retribución no solo beneficia al productor de ajos, que consigue un precio fijo por kilo producido, sino que es el preferido por los trabajadores, ya que ven premiado su rendimiento, permitiéndole alcanzar un salario que, de media, en la campaña 2019 alcanzó los 68,2 €/jornada, muy superior al salario mínimo interprofesional actual que está establecido en 48,19 €/jornada.
La campaña de corte y recogida del ajo es una de las principales campañas agrícolas de empleo en las zonas donde se cultiva este producto. Está sometida desde hace ya varios años, a una fuerte vigilancia e intervención por parte de la Inspección de Trabajo de la Seguridad Social y de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado dado el gran número de trabajadores que emplea, con campañas específicas de inspección. De todas las actuaciones e inspecciones que se han venido realizando, solo un escaso número han resultado con incidencias graves, no llegando ni a representar al 1% del total de trabajadores empleados, por lo que criminalizar a todo un sector por esas escasas excepciones no refleja la realidad de una actividad generadora de empleo en situaciones de crisis.
Los productores de ajo supervisan constantemente las condiciones de trabajo de sus empleados en estas fechas, para que sean las óptimas y más en una situación como la actual. Se le proporcionan los EPI necesarios, se les forma en los protocolos de actuación en cada una de las situaciones y se extreman las precauciones a la hora de realizar las tareas.
Para más información:
Asociación Nacional de Productores y Comercializadores de Ajo, ANPCA
Plaza Arrabal del Coso, s/n. Aptdo 66.
16660 Las Pedroñeras (Cuenca)
Tel.: +34 967 16 10 11
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