Con la disminución de la demanda de patatas en América del Norte, el suministro de producto local parece estar asegurado.
Patatas RussetGad señala que el brote de COVID-19 ha afectado en más de una manera a la patata Russet. Los procesadores de patatas fritas, por ejemplo, informaron de caídas significativas en la demanda como consecuencia del cierre de bares y restaurantes. "Entonces, aparecen en el mercado muchas Burbank Russet que no estaban destinadas al consumo en los hogares y su calidad no es la misma. No obstante, también hay muchos lotes de Russet de buena calidad en el mercado”, dice Gad.
Patatas rojas/amarillasGad señala que los precios se han nivelado un poco, aunque siguen siendo algo más altos de lo normal.
Perspectivas para el otoño
De cara al otoño, queda por ver cuál será la superficie de plantación. Inicialmente, las patatas de siembra escaseaban tras las heladas del otoño pasado. Además de eso, los procesadores también redujeron los contratos, aunque ahora eso ha cambiado y están reconsiderando las cantidades de patatas que necesitarán este otoño. "Todo fluctúa mucho y probablemente necesitaremos otro año más para que la situación se normalice", dice Gad.
Gad también se pregunta si habrá productores de patatas que dejarán su actividad después de la pandemia. "¿Será este el recorte natural en la producción que necesitamos?", se pregunta. "No se pueden seguir produciendo grandes cantidades de patatas mientras que el consumidor prefiere ahora los tamaños más pequeños que antes solíamos tirar. Estamos apostando por patatas pequeñas de calibre B y C, por las cuales estamos obteniendo ahora mejores precios. Entonces, ¿qué hacemos con todas las patatas de calibre A? Esta puede ser una manera natural de reducir la sobreproducción”, concluye Gad.
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Ken Gad
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