El mercado español de la patata ha vuelto a reactivarse en verano con la campaña de Castilla y León, la principal región productora del país, que se encuentra en plena recolección. A pesar del complejo contexto actual, marcado por la reducción de las ventas en el canal de la hostelería como consecuencia de la expansión del coronavirus, los precios de la patata de lavado se están manteniendo a un nivel aceptable superando las expectativas del sector, lo que está generando buenas perspectivas para el resto de las regiones que en breve comenzarán los arranques.
“La primavera en Castilla y León fue muy complicada y hubo muchas lluvias, por lo que se sembró muy escalonadamente”, explica Alfonso Sáenz de Cámara Barrón, gerente de la cooperativa alavesa Udapa, presidente del CIPP, Club Ibérico de Profesionales de la Patata y presidente del Comité de Patata de Fepex. “Eso ha hecho que el producto también esté llegando de forma escalonada, lo que está favoreciendo que la oferta esté mejor organizada y que los precios se estén manteniendo, en contra de la previsión que teníamos”.
La cooperativa está comenzando esta semana con los primeros arranques en la provincia de Álava, donde se espera una buena cosecha tanto en calidad como en volumen de producción, según Sáenz, que se destinarán mayoritariamente al mercado nacional. “En cuanto a las ventas, está todo impactado por el tema del COVID, obviamente. En el verano el volumen de ventas no ha sido el adecuado porque al fin y al cabo nos han fallado muchísimos turistas que otros años han venido y este año no están. Son muchas toneladas de patatas que este año se echan en falta”, lamenta. Sin embargo, como señala, la pérdida de ventas de la hostelería se han compensado en parte con el mayor consumo de los hogares. “Está complicado, pero a trancas y barrancas las cosas van saliendo relativamente bien”.
La distribución, el objetivo de la patata destinada a la hostelería
A pesar del optimismo generado por las cotizaciones de la patata de calidad de lavado destinada a los supermercados, que mantiene unos precios rentables para el productor, la patata de gran calibre que va para la hostelería está sufriendo con precios a la baja por la disminución de la actividad del sector horeca.
“Es complicado que los bajos precios de las patatas de gran calibre empujen a los precios del producto de lavado de calidad, pero tampoco le favorecen. Lo que sí es verdad es que como hay dificultad para vender las patatas gruesas, los agricultores están intentando obtener menos calibres para poder dirigirlos hacia el mercado de la distribución”, explica Sáenz. “Y esa mayor oferta sí que va a afectar indirectamente”, puntualiza.
“También hay que añadir que Francia ya empieza a sacar patatas. Todavía está más centrada en su demanda interna, pero ya empiezan a mandar ofertas a España. Normalmente venden más cuando aquí no hay patata en el campo, a partir de noviembre”, matiza Sáenz.
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Alfonso Sáenz de Cámara
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